sábado, 26 de mayo de 2007

Reedicion de la Ciencia al Servicio de la Dependencia (Frente Unidad LAZI 1986)

Portada de la primera edición (1986)

Prólogo a la primera Edición de 1986

Con la presentación de este trabajo, no pretendemos dejar escrita la historia de lo que fue “La Universidad del Proceso”. Sólo pretendemos, en las tres partes que lo componen, aportar al debate sobre lo que pasó y pasa en la Universidad Argentina, haciendo hincapié en la desaparición de la ciencia crítica y en los mecanismos con que actuó la represión en la U.N.T.

No sólo hablamos del pasado, pues hoy los institutos del CONICET (feudos de la investigación aséptica) siguen fuera de la órbita universitaria y tampoco se aclaró la situación de los estudiantes desaparecidos. Mucho menos se enjuició a los responsables.

Esto podemos afirmarlo apoyándonos en un simple ejemplo: en nuestra facultad (Agronomía) hay 15 estudiantes desaparecidos; fueron cesanteados docentes y no docentes; desaparecieron libros, y sin embargo sus responsables están todavía impunes.

Para aspirar a un futuro mejor debemos vivir un presente sin engaños, y esto no lo logramos olvidando el pasado, sino asumiendo sus consecuencias. Porque si esos institutos se mantienen fuera de la universidad no es sólo por el capricho de unos cuantos mediocres, sino que es la consecuencia de una estrategia seguida para asegurar la subyugación de nuestra patria, y por ello necesitaron matar, hacer desaparecer, torturar, delatar, perseguir, en fin, instaurar el terrorismo de estado que se extendió a todos los niveles.

Podría parecer (y a veces a nosotros mismos nos parece) que más que una opinión sobre el tema o un “racconto” de hechos, un trabajo de estas características puede lindar con el masoquismo. Pero es necesario que de una vez por todas entendamos que esto pasó y que sus consecuencias las vivimos y las viviremos mientras no tomemos conciencia de cuáles son los mecanismos o instrumentos que se utilizan internacionalmente para mantener a los países pobres en su condición de dependientes.

Nuestras propuestas desde el sector estudiantil se conocen a través de nuestros documentos y de nuestros accionar concreto.
Es a través del debate generalizado y maduro que esperamos encontrar nuevos aportes a nuestra lucha.


FRENTE UNIDAD L.A.Z.I.

(Conducción del CEAZ desde 1983)



Prólogo a la segunda edición (2007)

Hace ya 21 años que recopilamos y escribimos este material con los compañeros del Frente Unidad LAZI de la Facultad de Agronomía y Zootecnia de Tucumán. En aquella época tuvimos que tipear “el librito” en una “moderna” máquina de escribir eléctrica, ya que no existían las computadoras personales ni Internet. La tirada fue pequeña, y una copia se le entregó en mano a cada uno de los consejeros superiores de aquella época.
Hoy lo digitalizamos y reeditamos para las generaciones que nos siguen.

Muchas otras cosas han cambiado desde 1986.
Cambió el siglo y el milenio, cayó el muro de Berlín en 1989 y las Torres Gemelas en 2001, Irak fue bombardeado tres veces (por Bush padre en 1990, por Bill Clinton en 1998 y por Bush hijo en 2003).
En 1987 el genocida Bussi, amparado en la impunidad, se candidateó a gobernador por el partido Bandera Blanca y en uno de sus primeros actos públicos sus secuaces asesinaron al joven Freddy Rojas, militante de Derechos Humanos en Tafí Viejo.
Un año más tarde formó su propio partido que le permitiría ser diputado nacional en el 93 y gobernador en el 95 algo que después del Punto Final y la Obediencia Debida marcó un retroceso a las aspiraciones de justicia del pueblo argentino.
En el 98 se le hizo un juicio político a partir de que se descubriera que tenía ingresos que no podía justificar, incluida una cuenta secreta en Suiza. El “valiente” general lloró ante las cámaras y estuvo 52 días suspendido, pero 11 legisladores lo declararon “no culpable” y no alcanzaron los números para destituirlo.
El 7 de octubre de 1989 y el 30 de diciembre de 1990 fueron sancionados “los indultos de Menem”. Mediante estos decretos fueron indultados más de 200 personas, incluyendo a los miembros de las Juntas condenados en el Juicio a las Juntas de 1985.y el ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz.


SIN EMBARGO SE EMPIEZA A CONOCER LA VERDAD DEL GENOCIDIO


Ø Argentina ratificó los Pactos Internacionales de Derechos Humanos incorporando incluso los más importantes a la Constitución Nacional. Esto provocó un doble efecto: nuestro país se incorporó a los sistemas regionales y universales de protección y promoción de los Derechos Humanos y se produjeron grandes cambios en la legislación, jurisprudencia y las prácticas nacionales para adecuarlas a los estándares internacionales.



Ø Las Abuelas de Plaza de Mayo van logrando la recuperación de la identidad de 86 nietos apropiados.



Ø En un fallo sin precedentes, el 16 de marzo de 1990 el Tribunal de lo Criminal de París condenó a cadena perpetua al capitán de corbeta Alfredo Astiz por el secuestro y tortura en Buenos Aires de dos monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet, en diciembre de 1977.



Ø El 6 de diciembre del 2000 concluyó en Roma el juicio con la condena a cadena perpetua de los generales Carlos Guillermo Suárez Mason y Omar Riveros. En ese juicio el Tribunal de Roma también condenó a 24 años de cárcel a Juan Carlos Gerardi, José Luis Porchetto, Alejandro Puertas, Héctor Oscar Maldonado y Roberto Julio Rossin, culpables del delito de homicidio en el caso de Martino Mastinu.



Ø La justicia española extraditó a dos represores de la ESMA (Scillingo está ya condenado a 640 años de prisión y Cavallo espera su juicio).



Ø Alemania, Suecia y Suiza son otros países en los que la justicia local investiga el destino de connacionales víctimas de la represión en la Argentina entre 1976 y 1983 y han pedido la captura internacional de los represores.



Ø Como producto de la anulación de las leyes de impunidad en Argentina, se reabren las causas y hay centenares de represores procesados y presos. Sin embargo, después de 31 años del genocidio, hay sólo dos condenados y son policías (Etchecolatz y Julio Simón alias “Turco Julián”). El principal testigo de la causa Etchecolatz (Julio López) fue secuestrado luego de declarar y sigue desaparecido.



Ø El diploma de Bussi como diputado nacional fue rechazado por sus pares y antes de asumir como Intendente fue procesado por la Justicia Federal de Tucumán.



Ø En estos días de 2007, se está unificando la “megacausa” del Campo de Exterminio del Arsenal Miguel de Azcuénaga donde fueron vistos por última vez muchos de nuestros compañeros desaparecidos y están siendo llamados a declarar Bussi, Menéndez y otros genocidas.



Ø Se constató la existencia de cuerpos humanos en el “Pozo de Vargas”,



Ø Se demostró que los secuestradores y torturadores fueron “premiados” por su accionar criminal, entregando bienes de los detenidos desaparecidos.



Ø Antonio Domingo Bussi se encuentra detenido por delitos de lesa humanidad cometidos en Tucumán, Santiago del Estero y Buenos Aires.



Ø Existe orden de captura internacional contra el coronel Antonio Arrechea, quien fuera uno de los jefes de Policía de Tucumán que actuó en 1975 y parte de 1976, asolando vastas zonas de la Provincia.



Ø Se detuvo al general Mario Albino Zimmerman, en el Hospital Militar, por los crímenes cometidos cuando fue Jefe de Policía durante 1976 y por haber asesinado a detenidos desaparecidos en el CCD El Arsenal Miguel de Azcuénaga.



Ø Se encuentra con prisión domiciliaria Roberto Heriberto Albornoz alias el Tuerto, quien fuera jefe del CCD “La Jefatura de Policía de Tucumán”; sobresalió por su ferocidad como policía, durante el Operativo Independencia implementado por María Estela Martínez de Perón y continuó con Antonio Domingo Bussi.



Ø Están detenidos dos ex policías provinciales, De Cándido Luis y De Cándido Carlos en la Cárcel de Villa Urquiza por su participación en secuestros, usurpación de inmuebles etc,.



Lo más importante: ¡¡¡ Por primera vez en el país se está juzgando en Tucumán por GENOCIDIO (propio del Derecho Penal Internacional) a Bussi y Menéndez .!!! .

En los dos casos anteriores mencionados en los que hubo condena, se los juzgó por sus crímenes. En cambio, por primera vez en la Argentina, en Tucumán se enmarca el juicio en el plan de exterminio que los militares genocidas llevaron adelante.


EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMAN

En nuestra Universidad no se investigó ni juzgó a los responsables, partícipes necesarios y cómplices de la represión en la Universidad, ni se excluyó de la vida universitaria a aquellos que censuraron libros por su contenido ideológico. Muchos de ellos son inclusive autoridades de Facultades de la UNT.

En la última etapa del período del Rector Campero, el local donde funcionaba el Servicio de Seguridad y Vigilancia, que como reparación fuera cedido a la Federación Universitaria de Tucumán (FUT) se perdió para el uso de los estudiantes sin pena ni gloria.
Los años del “Mariglianato” fueron oscuros, de una hegemonía autoritaria. Con retrocesos en la libertad de expresión y aislamiento o persecución de quienes no compartían la política oficial.
El informe que produjo la Comisión Especial de Derechos Humanos, donde se publicó la lista de los desaparecidos de la UNT, tuvo que ser publicado en España, gracias al apoyo político y económico de la comunidad internacional.


ACCIONES DE LOS ESTUDIANTES DE AGRONOMÍA Y ZOOTECNIA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMÁN (CEAZ)

A continuación se reseñan algunas de las acciones que el Centro de Estudiantes de Agronomía y Zootecnia ha desarrollado en la lucha por la verdad, la memoria y la justicia.

La conducción del CEAZ en 1985 recusó como jurados para entender en los concursos de caña de Azúcar y Zootecnia (expedientes 41412/85 y 41421/85 respectivamente), a Edmundo Cerrizuela (decano de la FAZ en la dictadura militar desde setiembre de 1976 hasta diciembre de 1983) y a Bernabé Alzabé (Secretario Académico de la FAZ desde septiembre de 1976 hasta febrero de 1977) por transgresiones a la ética universitaria. Esta causal se basa entre otros elementos en las siguientes pruebas:

a) Censura de libros en Biblioteca
Son autores de la resolución 764/76 de la Facultad de Agronomía y Zootecnia, por la cual los funcionarios mencionados anteriormente, designaron una comisión especial para seleccionar el material bibliográfico existente en la biblioteca de la FAZ. El accionar de esta comisión determinó la baja y eliminación física de numerosos libros de la biblioteca de las FAZ. La misión de la comisión estaba en un todo de acuerdo con la resolución 931/76 del Coronel Barroso (interventor militar de la Universidad) y era “Clasificar aquella literatura que al exponer los problemas políticos o filosóficos, tienden a orientar hacia determinada corriente ideológica, que pueda perturbar mentes sanas de una juventud que debe recibir una enseñanza totalmente objetiva en estas disciplinas”.

En la Facultad de Agronomía y Zootecnia la comisión estuvo integrada por los profesores Cifre, Edmundo Plaza y la Dra. Iñigo Centeno. La comisión retiró de la biblioteca los siguientes volúmenes:
§ Erich Wolf: Las luchas campesinas del Siglo XX
§ Francisco Delich: Tierra y Conciencia Campesina en Tucumán (10 ejemplares) (Es la Tesis de Graduación como Dr. en Sociología).
§ Oscar Lewis: Los Hijos de Sánchez.
§ Oscar Lewis: La Vida
§ Instituto Torcuato Di Tella: Revista Latinoamericana

b) Persecución ideológica a docentes, no docentes y estudiantes de la FAZ
Mediante la elevación de informes al Servicio de Información del Estado (SIDE) sobre la ideología de los universitarios. Esta información era usada para decidir la continuidad de los docentes en sus cargos. En el caso de los estudiantes es evidente que las autoridades de la Facultad mantuvieron (al menos) un silencio cómplice mientras los jóvenes eran secuestrados. Una nota firmada por Cerrizuela el 24 de Abril de 1977 dice: “de conformidad con las disposiciones en vigencia relacionadas con el pedido de informaciones al SIDE, tengo el agrado de dirigirme al señor secretario (General de la UNT Hugo Massa) poniendo en su conocimiento que el personal docente de esta facultad que se detalla más abajo tiene informe desfavorable: Oscar Rafael Wilde e Ignacio Luís Olea”.

Olea, que trabajaba en la cátedra de “caña de azúcar”, dirigida por el propio Cerrizuela, fue dejado cesante hasta 1983, año en que fue reincorporado.
Wilde, en cambio, mantuvo su cargo y fue designado Director de Graduados de la FAZ durante la dictadura, olvidándose de sus colegas cesanteados y sus alumnos desaparecidos agradeció la resolución favorable de su situación personal con una “Carta al Director” publicada en el Diario La Gaceta en la que dice “Quiero dejar aclarado que durante la gestión del Ing. Cerrizuela como Decano y del Ing. Alzabé como Secretario Académico sólo recibí un constante apoyo por parte de ellos ante intentos de factores extrauniversitarios por lograr mi alejamiento de la UNT”.

Por su parte Alzabé aparece como firmante de otra nota con fecha 28/9/76 en la que remite al entonces director académico de la UNT, Luís Terán, “la nómina del personal docente de esta facultad, a los efectos del correspondiente pedido de informes al SIDE”.

Siempre nos preguntamos: Si Cerrizuela y Alzabé pudieron hacer algo por Wilde, ¿por qué no hicieron nada por los demás?

El 11 de julio de 1986 el Honorable Consejo Directivo de la FAZ trató dichas recusaciones, aprobándose el dictamen de la mayoría de desestimar la recusación planteada por el CEAZ a E. Cerrizuela y B. Alzabé por 6 y 7 votos respectivamente. Este dictamen basado en los descargos producidos por los imputados y que bajo las fórmulas de la continuidad jurídica, la obediencia debida a normas emanadas de la superioridad, entendió que quemar libros y perseguir personas, eran comportamientos atendibles para la época y que desconocerlos sería poner en riesgo todo lo actuado académicamente por la Universidad en la dictadura. A favor de la impunidad votaron:

§ Ing. Agr. Carlos A. Díaz Botta (en esa época concuñado de Cerrizuela).
§ Ing. Agr. Luis Roberto Figueroa (integrante en ese momento de la Cátedra de Uso de Suelo de la FAZ a través de un periplo académico sumamente interesante. Ante la cesantía injustificada por la dictadura de los Señores Profesores Ingenieros Agrónomos Ramón Benito Zuccardi y Guillermo Salvador Fadda se quedó a cargo de la asignatura Edafología a pesar de ser en ese momento tan sólo auxiliar docente. Al finalizar la dictadura y ante la inminencia de la reincorporación de los docentes cesanteados, la imposibilidad intelectual de competir contra su anterior jefe el Ing. R. Zuccardi le hizo solicitar un cambió de cátedra. Además fue integrante de la primera comisión especial de “revisión” de libros designada por el Decano de la dictadura Fausto Folquer mediante res.596 /76 de la FAZ de fecha 3 de septiembre de 1976).
§ Ing. Agr. Edmundo Dante Lagomarsino.
§ Ing. Agr. Susana Gianfrancisco (actual vicedecana de la Facultad de Agronomía y Zootecnia).
§ Ing. Agr. Carlos Hugo Bellone (ex decano de la FAZ durante el período 1998 – 2006. Entre 2002 – 2006 su secretaria académica fue la Ing. Agr. Susana Gianfrancisco).
§ Ing. Zoot. Juan Manuel Macció (representante de los egresados).
§ Bioquímico Raúl Marigliano

En 1986 se formó a instancia de los estudiantes, la Comisión Especial de DDHH de la UNT mediante resolución 1015/86 en reemplazo de una comisión formada en el período normalizador y cuyo lamentable informe reportaba la desaparición de sólo 4 estudiantes en la UNT, lo que provocó la destitución del entonces presidente de la FUT Sr. Julio Bravo.
La nueva comisión, conformada por Fernando Rovetta, Fernando Korstanje, Luis Salas y Ernesto Gastaminza, descubrió archivos del Servicio de Seguridad y Vigilancia escondidos en un armario dentro de la propia Secretaría de Comisiones del Rectorado y los remitió a la justicia.
El 27 de Noviembre de 1986 emitió un dictamen que fue aprobado por el HCS de la UNT mediante resolución 1835/86.
En el mismo se estableció la existencia de 155 casos de detenidos desaparecidos en el ámbito de la UNT. Mediante acto público de fecha 10 de diciembre de 1986 (Día Universal de los Derechos Humanos) se celebró un acto en el patio de rectorado donde se descubrió una placa en repudio a la última dictadura militar.

Los días 24 y 25 de Julio de 1986 una delegación del CEAZ participó en la marcha organizada por las Madres de Plaza de mayo - filial Ledesma- en conmemoración de los primeros 10 años del “APAGON DEL TERROR” en dicha localidad.

El 5 de abril de 1987 en la Facultad de Agronomía y Zootecnia se conmemoró mediante un acto y descubrimiento de una placa a los quince compañeros detenidos desaparecidos de la FAZ.

Los estudiantes de Agronomía apoyaron en 1983 la designación como Decano Normalizador de un docente reincorporado de probada idoneidad académica y trayectoria democrática, el Ing Agr Ramón Benito Zuccardi.

El 30 de marzo del 1986 se elige en forma fraudulenta decano en la Facultad de agronomía y Zootecnia de la UNT El grupo es motorizado por una alianza entre un sector del radicalismo (Ing. Agr. Jorge Vidal, Bioq, Raúl Marigliano) y ex funcionarios de la dictadura (Ing. Agr. Edmundo Cerrizuela, Juan Carlos Ramallo decano y sec. Académico de la dictadura). El FULAZI – CEAZ impugnan la elección .El Honorable Consejo Superior hace lugar a la misma, anulando la elección.

En el 2006 el Ing. Agr. Juan Carlos Ramallo, Secretario Académico de la dictadura y autor de una propuesta para designar profesor emérito a Edmundo Cerrizuela, fue candidato a Vicedecano de la FAZ en las elecciones universitarias.

Sin embargo, en la etapa democrática, se han seguido premiando a los funcionarios de la dictadura. Prueba de ello son los siguientes nombramientos “a dedo” de familiares y la designación de funcionario de la dictadura para dar la bienvenida a los ingresantes a primer año:

Ø En 1986 se designa al señor Horacio Martínez Folquer (nieto del decano de la dictadura) como personal no docente de la FAZ, desempeñándose en mesa de entrada.
Ø En diciembre de 1995 siendo Decano el Ing. Agr. Alberto B. Andrada y Consejero Directivo el Ing. Agr. Jorge Vidal, se designa como docente de la Cátedra de Legislación Rural de la FAZ a la hija de Bernabé Alzabé (Secretario Académico de la dictadura militar) sin antecedentes previos en la materia y sin concurso previo Res.H.C.D. FAZ Nº 1486/95.
Ø En febrero de 2007 en la gestión del decano Alberto B. Andrada, su vicedecana Susana Gianfrancisco y del Sec. General y de Extensión Ing. Agr. Jorge Vidal, el Ing. Bernabé Alzabé le da la bienvenida a un grupo de estudiantes ingresantes a la carrera de Ing. Agronómica y Zootecnista,

El 1 de Junio del 2007 En la Facultad de Agronomía y Zootecnia, el Grupo por la Memoria de la UNT realizó un acto por la Memoria la Justicia y la Verdad que cuenta con la adhesión del CEAZ y ADIUNT.
En él participaron la Señora Estela de Carlotto (Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo), la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación a través de su Jefe de Gabinete, Dr. Luis Alen, hijos de detenidos desaparecidos de la FAZ., estudiantes, docentes, egresados y público en general.
El 2 de junio se realizó un acto homenaje en el Bosque de la Memoria -UNT- en San Javier, donde se plantaron quince árboles (uno por cada estudiante detenido desparecido de la FAZ) que representan la vida, la lucha y el compromiso de la sociedad Argentina con un país justo y solidario.
El 4 de junio se donó una primera colección de libros a la Biblioteca de la FAZ para constituir una biblioteca de referencia para temas de DDHH

Todavía hay mucho por hacer para conocer la verdad y llegar a través de ella a la justicia.



Grupo por la Memoria UNT
2007

Autoridad Y Autoritarismo En La Ciencia Argentina


“No me cansaré de proclamar la necesidad, para la ciencia de un ambiente de libre exámen, contrario al principio de la autoridad dogmática. Ella sólo puede vivir y florecer en estas tres libertades: Libertad de buscar la verdad, libertad de exponerla y libertad de examinarla.”

BERNARDO HOUSSAY
Premio Nóbel de Medicina y Fisiología 1947



1. INTRODUCCION

Como primer aspecto debemos reivindicar el espíritu de la ciencia moderna, esbozado como el derecho a la duda, la negación de la autoridad como principio del conocimiento y la adhesión al método demostrativo y la experimentación sobre la naturaleza como fuente del saber.
Esta contraposición, sin duda, en un mundo como en el que vivimos fundado sobre los avances tecnológicos resultantes de la investigación científica, sólo debería surgir de la evocación al pasado. En efecto, y como se ha insistido con reiteración, la concepción del mundo y de la sociedad en la moderna civilización occidental se basa en la convocatoria a la experimentación sobre la naturaleza como fuente de conocimiento, y a la razón como fundamento de la sabiduría y como opuesta a la autoridad (COHEN, 1953; COLLINWOOD, 1960; RUSSELL, 1945). Y esa concepción se vincula estrechamente con la democracia como forma de gobierno, que se basa en la doctrina de la libertad personal y que se empina explícitamente contra el autoritarismo, en tanto sistema fundado en la sumisión incondicional a la autoridad.
Pero a qué vienen estas ingenuidades remanidas. “En este mundo en que vivimos, a la luz de la revolución científica y tecnológica” que mencionamos, ¿no existió acaso un asalto a la razón justificado como doctrina explicita y protagonizado por una sanguinaria dictadura contemporánea?, ¿es que no se practica acaso un autoritarismo irracional por parte de las democracias que lideran el mundo occidental?, ¿no es que la autoridad indiscutida de un partido se enaltece como principio fundamental de conducción en muchos regímenes contemporáneos?, ¿no acabamos de pasar, en nuestra Argentina, por una larga noche de ignominia en que la violencia, el fanatismo, la intolerancia, sumieron a nuestro pueblo en el terror, liquidaron nuestras tradiciones democráticas, quemaron libros de ciencia y expulsaron del país a miles de ciudadanos pensantes?.
A no alarmarse; dilucidaremos brevemente el tema del autoritarismo para luego referirnos a la triste realidad que nos toca vivir.

2. AUTORIDAD Y AUTORITARISMO: DOS COSAS DIFERENTES

Nuestro argumento nos estaba conduciendo a admitir que autoridad y ciencia son términos contrapuestos. La ciencia, que se fundamenta en el conocimiento demostrativo y en la constatación de sus enunciados por el recurso continuo al experimento y a la observación de la realidad, parecería incompatible con cualquier argumento basado en la autoridad y con todo tipo de adhesión al autoritarismo. Esta concepción fue denominada por Popper (1967) como “el optimismo epistemológico” y sus principales voceros fueron inicialmente Francis Bacon y Descartes.
A la tesis de que el hombre tiene de por sí los sentidos para percibir la verdad de la naturaleza, y la fuerza de su intelecto para distinguirla de la falsedad (vinculada con el liberalismo político, según Popper: el hombre puede conocer, y por lo tanto ser libre) se le opone el escepticismo epistemológico, que al dudar del poder de la razón humana y de la capacidad del hombre para discernir la verdad, propicia que se establezcan tradiciones poderosas y que se afiance una fuerte autoridad para salvar al hombre de su incapacidad y perversidad.
Popper admite sin embargo, que la tradición desempeña un rol muy importante en el conocimiento. Y aún cuando este autor afirma categóricamente que la tradición científica es susceptible de examen crítico, pudiendo ser abandonada como consecuencia del mismo, no puede menos que advertirse que ese reconocimiento de la tradición entraña la aceptación de cierta forma de autoridad.
Pero aquí hay que hacer una diferencia. Una autoridad puede ser en un sentido un experto, una persona que por su idoneidad y conocimiento es citado como fundamento de una opinión, fundamento este que está legitimizado por su saber y competencia. Pero el mismo término se emplea como poder o mandato que ejerce una persona por su cargo o nacimiento sobre otra u otras que le están subordinadas, es decir como poder y derecho que obliga al acatamiento. Esta última acepción de autoridad no se pregunta necesariamente sobre la idoneidad o la legitimidad y, bien lo sabemos, no se ejercita siempre por los más idóneos, ni es siempre necesariamente legítima. Esta concepción de autoridad es la fuente del autoritarismo. Esta forma de autoridad suele ser enemiga declarada del conocimiento critico, oficio de inquisidores y de guardianes del orden establecido en las ideas y las instituciones, enemigas del cambio y del progreso.
Esta concepción de autoridad no es ajena sin embargo al sistema científico en aquellas situaciones en que preponderan regímenes autoritarios. Por su incompatibilidad esencial con la ciencia llamamos a esta forma de autoridad y a quien la practica,”autoridad misológica” (del griego “misologos”, enemigo de los discursos, de las discusiones científicas y de la ciencia).
Por el contrario la autoridad legítima nunca es un poder o mandato al que se obedece o en el que se cree incondicional y ciegamente. El conocimiento que transmiten estas personas es una sabiduría que se acata luego de convencerse, que no excluye la crítica y la discusión, y que hay que saber demostrar razonadamente. El sabio legítimo estará siempre alejado del dogmatismo y del autoritarismo, y de ahí emanará el reconocimiento de su autoridad. Sus directivas y normas de acción, por otra parte, serán menos órdenes que sugerencias, que se acatan por libre albedrío, nunca por temor o sumisión, que pueden ser discutidas y a las que se acepta por convicción.
De este tipo de autoridad legítima o autoridad natural existen en Argentina numerosos ejemplos como Florentino Ameghino y Bernardo Alberto Houssay por mencionar sólo dos.
Desde la década de 1880, varios biólogos, astrónomos, geólogos, matemáticos y físicos inspirados en el racionalismo científico y el antidogmatismo, cimentaron una contribución científica nacional que continuó ininterrumpida hasta el presente con los altibajos que determinaron las vicisitudes del sistema político (BABINI, 1949)
En 1973 Argentina se ubicaba entre los 25 principales países del mundo por el número de sus contribuciones científicas registradas en el ”Science Citation Index”. Con respecto al número “per capita” de científicos por millón de habitantes, Argentina se ubicó con valores más altos de los países del Tercer Mundo, con un número “per capita” de 47 en 1974 (BLICKENSTAFF y MORAVCSIK, 1982; GARFIELD, 1983).
No es casual que nuestro país haya generado dos premios Nóbel en las ciencias biomédicas y bioquímicas, y que un argentino emigrado a Inglaterra haya participado recientemente en el otorgamiento del mismo premio.

3. EL AUTORITARIMO COMO ENEMIGO DE LA CIENCIA EN ARGENTINA


“Sacar a los mejores hombres de ciencia de un país para poner en su lugar a submediocres, es de consecuencias trágica, aunque no visibles enseguida”

BERNARDO HOUSSAY


Houssay ha afirmado que “la ciencia no progresa en las épocas de conmoción económica u opresión política. Aunque parece adelantar porque en esos momentos se aplican con grandes recursos los conocimientos acumulados en épocas de paz. Además, en esos tiempos y en los siguientes, hay desmoralización, inquietud, angustia por el presente y poca esperanza en el futuro, falta de confianza en la justicia, insuficiencia de medios de trabajo, inseguridad en las posiciones o tareas de la profesión. De ahí que la ciencia adelante más en épocas de paz, de estabilidad social y de respeto por la libertad.”(HOUSSAY, 1955)
El predominio del autoritarismo o del militarismo como forma de gobierno ha sido el signo principal de nuestras instituciones a partir del golpe de Estado de Uriburu en 1930. La ciencia argentina no murió, sin embargo, a partir de entonces, e incluso en algunas disciplinas su desarrollo causó particular relieve. Seguramente no es casual que ese desarrollo se haya manifestado en aquellas áreas y temas de la investigación que mas interesaban al sistema trasnacional de la ciencia, mientras que el estancamiento y hasta la regresión fueron lugar común en las disciplinas que más directamente atienden al conocimiento de nuestra naturaleza y de sus recursos.(REIG, 1985).
Pero a partir de la década del ’50, y con momentos críticos en 1966 y desde fines de 1974, se observa una respuesta migratoria de la comunidad científica nacional motivada por el agravamiento de las condiciones de represión ideológica y de persecución política, que tuvo consecuencias trágicas para el sistema nacional de ciencia y técnica.
La Argentina tiene el extraño privilegio de haber enriquecido las universidades e institutos de investigación de muchos países del mundo, incluidos los Estados Unidos y varios países europeos de gran desarrollo académico, con sus mejores científicos. En 1966, y como consecuencia de la tristemente famosa “noche de los bastones largos”, sólo de la Facultad de Ciencias de la U.B.A. se alejaron más de 100 científicos. Varias decenas de ellos se incorporaron a la Universidad Central de Venezuela, al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y a las universidades de México, Brasil y Chile. También fueron en aquella ocasión y antes y después de la misma, a Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Francia y Alemania. Baste mencionar para confirmarlo los nombres de Ernesto Bade, Francisco Barale, Mario Bunge, Roberto Celis, Juan Delius, Rolando García, Federico García Romeu, Hirsch Gershenfeld, Juan J. Gianbiagi, Amílcar Herrera, Luisa Hirschbein, César Milstein, Fernando Notebohn, Eduardo Ortiz, Beatriz Pogo, Roberto Poljak, David Sabattini, Otto Solbrig, Mario Zakin. Pero los investigadores de alto nivel que abandonaron se cuentan por centenares. Ellos se fueron corridos por el autoritarismo misológico y su recuperación para el sistema científico nacional es indispensable, y debería ser la principal tarea de las autoridades de ciencia y técnica del actual gobierno democrático.
4. LA CONSOLIDACION DEL SISTEMA AUTORITARIO EN LA CIENCIA ARGENTINA. LOS AÑOS DEL PROCESO.

El agravamiento de las condiciones contrarias al florecimiento de la ciencia de nuestro país fue notorio después del golpe de mano lopezrreguista de 1974 y la ulterior asunción de la dictadura militar. “El Proceso” no sólo incremento la tendencia a “sacar a los mejores hombres de ciencia de un país para poner en su lugar a los submediocres”, sino que tuvo todas las características de un proyecto exitoso de restauración misológica. Ese proyecto tuvo como objetivo la instauración de un sistema científico de clara sesgo autoritario y antidemocrático que fue llevado a cabo por una cúpula de extrema derecha que recibió el apoyo de la Junta Militar.
Las primeras medidas tomadas por este proceso se dirigieron a desbrozar el terreno eliminando de las universidades y de las instituciones científicas a los investigadores de mentalidad democrática y progresista que por su nivel o por su consecuencia cívica se sabía que podrían obstaculizar la nueva gestión. Un nazi confesó como el interventor Ottalagano llevó a cabo esa tarea en la Universidad de Buenos Aires, bajo la tristemente célebre “misión” Ivanisevich, destituyendo a más de 450, entre los que se contaban líderes investigativos de primer nivel internacional, solamente en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. En la Universidad Nacional de Tucumán, idéntica gestión, fue llevada adelante, pero esta vez directamente por un Coronel del Ejército, Eugenio Barroso.
Lo mismo sucedió en el resto de las universidades del país. Cientos de profesores y científicos que nunca habían manejado otra arma que la tiza o tubo de ensayo fueron acusados de subversivos, despedidos e inhabilitados en La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Mendoza, Córdoba, Rosario, Santa Fé, Santa Rosa, Corrientes, Neuquén, es decir en todos los centros urbanos del ámbito nacional que albergan universidades. Una universidad entera, íntimamente vinculada al desarrollo agrario, la Universidad de Luján, fue clausurada. Los grupos parapoliciales continuaron en muchos casos la labor con amenazas y con la acción directa, obligando a los que no cayeron víctimas de una represión gratuita a abandonar súbitamente el país. El operativo se completó destituyendo a decenas de investigadores del CONICET. En junio de 1976 a tres meses del golpe de Estado militar, 52 investigadores fueron declarados cesantes en un solo acto. Otros 15 lo fueron al poco tiempo, llegando a totalizarse, con profesionales de apoyo y técnicos también destituidos más de 100 cesantías. El gobierno militar continuó el rastrillaje en las universidades. Entre los miles de desaparecidos, se cuentas muchos científicos y universitarios. Fue sin duda el ataque de mayor envergadura y más efectivo que recibió la ciencia nacional. Paradójicamente, este “procedimiento” fue dirigido y ejecutado por una cúpula que se identificaba a sí misma como nacionalista.
Una de las principales estrategias ulteriores de este proceso fue la concentración de gran parte de la actividad científica nacional en institutos, centros y programas del CONICET y el debilitamiento de las universidades como centros de investigación. Estas últimas ya se habían despoblado considerablemente con las destituciones y persecución. Los líderes de la “recomposición” del sistema científico alertaron a los investigadores que quedaban de los inconvenientes de que la ciencia se continuara practicando en las universidades: la docencia distrae de la investigación, los estudiantes son siempre una fuente potencial de perturbación, la política puede volver a enseñorearse de las universidades; hay que proteger a los científicos y a la ciencia de las universidades: creemos para ello estructuras invulnerables. De 6 institutos, centros o programas del CONICET existentes en 1969, se llegó a 196 en 1983.
No se percibe ningún plan racional en la implementación de estos institutos, centros o programas. Su creación estuvo dictada por razones de influencia y de favoritismo y no obedeció a ninguna política coherente de desarrollo científico. La temática de estos centros no tiene consistencia en la jerarquía e importancia de los temas de investigación: desde el “estudio global de las zonas áridas” hasta la “fisiología del sueño en los peludos y comadrejas”. Tampoco se evitó la superposición: se crearon tres institutos limnológicos en la cuenca del Río de la Plata-Paraná: uno en Ensenada, otro en Santa Fe y un tercero en Corrientes; las relaciones entre ellos fueron prácticamente nulas. Tampoco hubo criterios de interdisciplinariedad o masa crítica: un instituto giraba alrededor de un investigador, o podía albergar varias decenas de investigadores independientes. Ni tuvieron lugar razones de significación o nivel académico: se crearon institutos de excelencia verdadera, liderados por investigadores de idoneidad indiscutida, y se fundaron otros, ya sea institutos, centros o programas para dar albergue a submediocres sin antecedentes suficientes ni respetabilidad académica alguna.
Hubo sin embargo, es fácil advertirlo, un hilo conductor central, que no respondía a una planificación científica, sino a una finalidad ideológica: reforzar el autoritarismo, fomentar el “hobbismo” científico anodino de aquellos que practican la ciencia como un divertimento sin consecuencias y sin compromiso, comprar con el favoritismo a aquello de cientificidad remanente del país que no se pudo destruir o que no se podría hacerlo sino a riesgo de sobrepasar los límites tolerables del desprestigio internacional de un régimen ya demasiado manchado con la sangre de su pueblo.
En efecto, la estrategia de los institutos sirvió adecuadamente a ese fin. El apartamiento de la investigación de las universidades (donde de cualquier manera el investigador tiene que convivir con sus pares y someter su idoneidad a la prueba categórica de un curso con decenas de jueces juveniles que aunque atemorizados por la represión seguirán siempre juzgando y que finalmente pedirán una rendición de cuentas) y su concentración en institutos y centros autónomos, favorecen el fortalecimiento del régimen autoritario, rompiendo las interrelaciones académicas frecuentes entre pares de un mismo departamento (que tienen un significado obvio en la necesidad de mantener el nivel y la actualización) y aislando contextualmente a cada jefe de grupo en sus propios baluartes independientes.
En efecto, los institutos, centro y programas del CONICET son dirigidos por directores designados ad-hoc sin participación de la comunidad, y con pautas muy vagas de control de gestión, que ejercen un poder autocrático sobre los miembros de su institución: otros investigadores, técnicos y becarios. Estos estuvieron sometidos a un régimen de subordinación y acatamiento que todavía subsiste y que llevará años desterrar.
La continuidad de sus becas o cargos dependía fundamentalmente del informe del director o de su buena voluntad. El director se transformaba en juez inapelable de la continuidad laboral y de las posibilidades de desarrollo de sus subordinados. No son pocos los casos en que un joven investigador vio frustrada o apunto de frustrarse su carrera porque el director de su instituto no estaba de acuerdo con su vestimenta o con las relaciones que frecuentaba.
Este sistema de autoridad en la ciencia estuvo cuidadosamente instrumentado por una intrincada red de beneficios y privilegios. Los institutos recibieron un apoyo económico muy importante con escaso o nulo control de producción y rendimiento para programas de investigación escuetamente esbozados. Fueron equipados generosamente y recibieron apoyo técnico, a veces desmesurado para lo que se admite como normal y necesario. Pero en esto hubo una jerarquía en los beneficios y prebendas que no se relacionaba necesariamente con razones académicas, el nivel o la productividad científica, sino más linealmente con la mayor influencia política y adhesión al sistema. A los más privilegiados se les construyeron amplios edificios modernos lujosamente amueblados y dispusieron de ingentes recursos para viajes al extranjero y contratación de expertos. Son los que recibieron los beneficios del convenio BID-CONICET que manejó 127 millones de dólares estadounidenses.
El mantenimiento y la estabilidad del sistema estaban también garantizados por peculiares procedimientos. Los institutos, programas y centros y sus directores y miembros sólo eran evaluados por otros directores de institutos que recibían similares privilegios y que construían comisiones ad-hoc, dentro del CONICET: las CASEC. Este procedimiento favoreció una modalidad de apoyo mutuo indiscriminado que corrompió la estrictez requerida por un sistema de evaluación académica. Al mismo tiempo, se creó un sistema de fundaciones privadas que se hicieron depositarias en muchos casos de los bienes y equipos adquiridos por el CONICET para los institutos, con lo que se pretendía garantizar la continuidad del sistema.


5. CONSECUENCIAS DEL SISTEMA AUTORITARIO SOBRE LA CIENCIA Y LOS CIENTIFICOS ARGENTINOS.

No parece casual que no se hayan implementado procedimientos de evaluación de la productividad del sistema científico argentino. El CONICET ha sido relativamente pródigo durante la época de la dictadura en publicar listas de proyectos científicos de sus institutos e investigadores, pero se carece de información censal nacional sobre los resultados de estos proyectos en publicaciones, patentes o innovaciones tecnológicas. Sin duda esta información es decisiva para evaluar un sistema científico, y el no haberla producido, cuando a la par se publicaban varios volúmenes con títulos de proyectos, parece significativo.
Sin embargo sí existe información a nivel internacional. El Institute of Scientific Information (ISI) de los Estados Unidos, publica el Current Contents y el Scientific Citation Index (SCI). Según datos de esta fuente, en 1978 de 388.000 títulos de artículos científicos publicados en 2.600 revistas científicas de todo el mundo, 643 títulos correspondientes a artículos de autores argentinos. Pero en 1973 la misma fuente cita 1526 trabajos argentinos, lo que indica que en 5 años de funcionamiento del sistema, la productividad científica argentina habría disminuido en alrededor del 60%. En el mismo período la productividad científica de Brasil, medida por datos de la misma fuente, aumentó en un 33%. Estos son los resultados de la implantación de un sistema autoritario en la ciencia argentina y del éxodo de miles de científicos.
Pero sin duda, las peores consecuencias del sistema autoritario en la ciencia argentina fueron de tipo moral. Este sistema determinó que muchos científicos argentinos se vieron forzados a dejar de lado su consecuencia crítica, y a veces a suspender la vigencia de viejas convicciones democráticas para poder participar de fondos y facilidades indispensables para la continuidad de sus trabajos que distribuían una dirigencia corrupta y arbitraria responsables quizás directamente del éxodo o la desaparición de sus colegas o amigos. O que simplemente se vieran obligados a callar o a tener que sumarse en ciertas complicidades, para no ser marcados y tener que sumarse a la diáspora.
La consecuencia más penosa de este sistema fue el miedo, que transformó a muchos científicos dignos en personas autocensuradas, cuando no en cómplices pusilánimes, de una situación rechazada por sus convicciones más profundas, y que incluso llevó a algunos a suscribir la discriminación contra sus amigos o colaboradores.
Por otra parte, el aislamiento de los institutos entre sí, el carácter personalista de su conducción, y las rencillas personales por lograr más favores y fondos, rompieron todo atisbo de nexos e interrelaciones que permitiesen la discusión y la promoción de políticas coherentes de desarrollo científico.
Pero una de las consecuencias más dolorosas de este sistema se encuentra en sus efectos sobre la juventud. El autoritarismo y la arrogancia autosuficiente, que preponderó en muchos institutos, se manifestó como un chaleco de fuerza sobre los márgenes de libertad y de búsqueda del becario y del investigador joven, que se sintieron sometidos a una autoridad con capacidad de decisión inapelables sobre sus ingresos, su fututo y sus posibilidades de interacción académica. Existieron numerosísimos casos de becarios que al consultar a algún científico sobre temas de investigación, acompañaban dicha consulta con el ruego de mantenerlas en secreto porque su director no lo permitiría. Era triste la situación de inseguridad y vacilación de muchos jóvenes becarios que, descontentos de sus directores, no se atrevían a pedir traslados porque estaban convencidos de que esa acción hacia peligrar sus cargos. Pero lo que es peor, es que todavía hoy se debe contemplar con pena casos de jóvenes becarios que siguen eligiendo sus directores o lugares de trabajo más por concesión al sistema de seguridad heredado, que por fidelidad a sus convicciones y vocación.
Nada más significativo que estos estragos que sobre la voluntad y la independencia crítica de nuestros jóvenes han causado los últimos ocho años de autoritarismo en el sistema científico.
Pero el autoritarismo en nuestro sistema científico, si bien tuvo su momento de mayor “esplendor” durante la reciente dictadura militar, tiene raíces muy profundas y afectan a muchos más que los personeros o subordinados de la camarilla de extrema derecha que gobernó el CONICET durante esta última década. Más bien es un rasgo muy difundido en nuestros sectores dirigentes, y sólo con mucha ingenuidad política se puede suponer que el autoritarismo desaparecerá como resultado automático de la instauración del estado de derecho. Por el contrario, para gozar de los beneficios de este último para el sistema científico y para el propio afianzamiento del sistema democrático, debemos desarraigar los hábitos y maneras de conducción heredadas de la doctrina de la seguridad nacional.


6. CONCLUSIONES

Nuestro argumento nos ha llevado a concluir que la ciencia reconoce su lugar, como fuente intermedia de transmisión de conocimiento y de pautación de métodos, a una forma de autoridad, que hemos llamado autoridad natural o legítima, y que se otorga por consenso a los sabios y especialistas que han demostrado idoneidad en una determinada disciplina. Pero al mismo tiempo, hemos reconocido, que esta autoridad no tiene nada en común con el autoritarismo, que se basa sobre un concepto misológico de autoridad que no sólo no tiene cabida en la ciencia, sino que es contrario a la misma.
Hemos visto que la tradición científica argentina tiene ejemplos relevantes de autoridades verdaderas en ciencia, que han sido explícitas en rechazar el autoritarismo como contrario o incompatible con el desarrollo y el espíritu de la ciencia. Pero hemos señalado también que nuestro sistema político ha atestiguado un creciente autoritarismo cuyo ascenso se correlacionó directamente con el incremento de la pérdida de nuestro patrimonio científico por el éxodo emigratorio o el exilio.
Hemos señalado que esta tendencia llegó a su cúspide luego del golpe interno lopezrreguista y la ulterior asunción del mando por la dictadura militar que gobernó el país hasta el 10 de Diciembre de 1983. Este proceso instauró un verdadero sistema de autoritarismo misológico en la ciencia argentina, logrando, mediante el despido, las amenazas, la persecución y la inhabilitación, un momento culminante en la diáspora de nuestros científicos, principalmente de aquellos que tenían en las universidades sus lugares de trabajo. La estrategia principal de la cúspide de extrema derecha que se adueñó de la conducción científica, consistió en separar la investigación de las universidades y concentrarlas en institutos, centros y programas directamente dependientes del CONICET.
Esta estrategia llevó a sus extremos el favoritismo a los amigos del régimen, debilitó la fuerza moral de los buenos científicos que aun quedaban, mediante el miedo, la coerción y el sometimiento para participar de los fondos, debilitó la independencia y el espíritu crítico de los científicos jóvenes, y desarticuló las interconexiones necesarias del sistema científico.
El resultado de ese régimen de exacerbación autoritaria fue un descenso impresionante de la producción científica argentina, que de 1526 trabajos citados internacionalmente en 1973 descendió a solo 643 trabajos en 1978.
Pero las consecuencias de este régimen han sido también morales, y han logrado socavar profundamente la pasión, el idealismo, la confianza y la connotación humanista y social de la labor de los científicos. Ha determinado la generalización de un talante individualista, desconfiado, receloso, a la vez autosuficiente y defensivo entre muchos científicos, incluyendo a los de la generación intermedia que constituyen un sector decisivo para la formación de las nuevas promociones de científicos argentinos.
El autoritarismo, bajo distintas formas, no es exclusivo en nuestra ciencia de los sectores de extrema derecha responsables de la perversión de nuestro sistema científico durante la dictadura. Tiene raíces profundas y no es ajeno a las prácticas y estilos de muchos científicos y dirigentes de la ciencia de nuestra nueva democracia.
La restauración del nivel tradicional de nuestra ciencia y su actualización como puntal impredecible de la reconstrucción nacional, exige una valiente toma de conciencia en contra de las estructuras y las modalidades autoritarias en nuestra ciencia, que restablezca el gobierno y la conducción a los mas idóneos, a los que demuestren mayor creatividad e imaginación, y a los que estén nutridos del coraje y la templanza ciudadana necesarios para liquidar todos los resabios, todavía existentes, del sistema autoritario de la ciencia argentina.



Basado en el articulo publicado por OSVALDO A. REIG*, Revista Plural Nº 1, Septiembre de 1985.

*Investigador Principal en el CONICET; Profesor Titular en el Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
El Dr. Reig se graduó de Doctor en Filosofía en la Universidad de Londres. Es el segundo miembro extranjero argentino de la Academia Nacional de Ciencias de los EE. UU. (Hasta hace muy poco tiempo el único argentino miembro de esa Academia era el Dr. Luís F. Leloir).

Actualización de 2007:

OSVALDO REIG
IN MEMORIAM

El celebérrimo biólogo Osvaldo Reig, a quien tuvimos el placer de conocer en Tucumán, falleció en Buenos el día viernes 13/3/92 luego de padecer una prolongada enfermedad. Nacido en 1929 realizó sus primeras investigaciones en el museo de Ciencias Naturales de Mar del Plata, empezó a estudiar en La Plata pero no concluyo la carrera. Aun así era reconocido por sus estudios originales sobre batracios y en 1958 fue designado investigador en el Instituto Miguel Lillo de Tucumán donde creo el laboratorio de Vertebrados Fósiles.
El Laboratorio de Vertebrados Fósiles del Instituto Miguel Lillo de Tucumán, creado y dirigido por Reig en 1958, se transformó de su mano en uno de los centros paleontológicos más importantes del país. En 1957 Reig fue elegido Presidente de la Asociación Paleontológica Argentina. Cuando en 1960 fue contratado por la facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) reorientó su investigación a la biología evolutiva de los mamíferos. Aun sin haberse graduado todavía fue nombrado profesor titular por un jurado compuesto entre otros por G.Gaylord Simpson. Renunció luego de la infausta “Noche de los Bastones Largos". Trabajó en Venezuela, Chile, Argentina (fugazmente en 1973) y nuevamente en Venezuela.
La Argentina persigue, maltrata y devora a quienes avanzan con principios por el duro camino de una vida de realizaciones al servicio de la sociedad. Su dedicación a la evolución, la genética evolutiva y la paleontología, en una sociedad cerrilmente oscurantista y clientelista, defendiendo principios democráticos y de equidad social, resultó desde el inicio una empresa quijotesca. Fue perseguido, dejado cesante, calumniado y silenciado durante más de treinta años, mientras realizaba aportes fundacionales a la paleobiología de tetrápodos, a la evolución de los roedores y a la evolución cromosómica y enzimática de varios taxones. Exiliado en Venezuela y Chile, investigador visitante en los EE.UU., se autodenominó "científico itinerante".

Regresó a la Argentina en los años 80, cuando ya era una figura mundial, y fue inmediatamente blanco de los ataques personales más inicuos. Designado profesor titular de evolución en la UBA, no tuvo tiempo para establecer definitivamente la escuela que impulsaba. Era el único argentino residente en el país miembro de la National Science Academy de los EE.UU, miembro honorario de una sección de la Academia de Ciencias de la URSS y miembro de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo. La Fundación Antorchas le otorgó su distinción máxima. Impulsó la constitución de una sociedad científica para el estudio de los mamíferos, la SAREM, que afortunadamente hoy continúa su ruta. Pero el país, en su conjunto, lo ignoró, porque las instituciones y los medios lo consideraron insobornable, lo cual era cierto. Igual que a Ameghino, a quien siempre tuvo presente, se le retaceó todo. Sin amargura, recordaba los quebrantos económicos que le significaron sus exilios y su regreso a la Argentina.
Un aula de la facultad de Ciencias lleva su nombre, pero en la universidad argentina muchos lo ignoran involuntariamente y, sin darse cuenta, continúan con la tesitura del desmedro y del silencio. En esta Argentina de hoy, que levanta estatuas a degolladores del siglo pasado y exhibe bustos de criminales en la Casa Rosada, donde la impunidad se orea en las calles y salones, y en las instituciones gravita más quien más ha saqueado, el silencio oficial es el más clamoroso homenaje que puede recibir Osvaldo Reig.

TRABAJOS CITADOS

Babini, J. Historia de la Ciencia Argentina. Fondo de Cultura Económica, México-Buenos Aires, 1949.
Blickenstaff, J., y M.J. Moravcsik: Science Output in the Third World. Scientometrics, 1982, 4:135-169.
Cohen, M.R.: Reason and Nature: The Meaning of Scientific Method. Collier-Macmillan Limited, London, 470 pags. 1953.
Collinwood, R.G.: The Idea of Nature. Oxford University Press, New York, 1970.
Garfield, E.: Mapping Science in the Third Wold. Scientific Publications Policy, 10:112-127, 1983.
Houssay, B.A.: La investigación Científica. E. Columba, Buenos Aires, 1955.
Popper, K. R.: El desarrollo del conocimiento científico: Conjeturas y Refutaciones. Paidós, Buenos Aires, 1967.
Reig, O.A.:”La Autoridad: su ejercicio universitario.”, El Diario de Caracas: 28 de Enero de 1981:24
Reig, O.A.: Problems in the Assessment of Scientific Output of Argentina. Workshop on coverage of Scienctific Output on the Third World. Institute of Scientific Information, Philadelphia (mimeo).
Russell, B.:History of Western Philosopy. Allen and Unwin, London 1945



El Servicio De Seguridad Y Vigilancia.
La Persecución Ideológica En La U.N.T.



“Todos los habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos públicos sin otra condición que la idoneidad.”
“Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes.”


CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA
Sancionada el 1º de Mayo de 1853.


El presente análisis del servicio de seguridad y vigilancia, que funcionó hasta 1983 en la U.N.T. como órgano de represión directa y centralizador de información, es un aporte para la comprensión de la compleja y aceitada organización que, inspirada en la Doctrina de la Seguridad Nacional y en la Doctrina del “Frente Interno”, implementó un proyecto político de dependencia, profundamente antinacional y antipopular. En este punto trataremos el aspecto más crudo: la eliminación de cualquier posibilidad de expresión de disenso político.
El objetivo de este trabajo es el de colaborar en la toma de conciencia de la comunidad universitaria sobre la magnitud de la represión en los claustros (y la subsistencia de cierta herencia autoritaria) y al mismo tiempo contribuir a la investigación administrativa y judicial para señalar las responsabilidades políticas emergentes de la existencia del Servicio de Seguridad y Vigilancia y establecer las penalidades correspondientes.
Los aparatos y dispositivos de represión política utilizados en contra del pueblo no brotaron por generación espontánea. Son el producto de un largo proceso que se intensificó con el golpe de Estado militar de General J.F. Uriburu en 1930. Estos aparatos son de diverso carácter orgánico y se desenvuelven tanto en regímenes democráticos como en los de facto; en unos como parte misma de la organización estatal y en otros como agentes terroristas y de provocación política.
La U.N.T. no fue la excepción de la persecución de actuales o potenciales opositores docentes, no docentes y principalmente estudiantiles. Por el contrario, se dio a sí misma la herramienta para cumplir cabalmente el cometido de “depurar los claustros” y ejercer el posterior control. Recordemos que para la dictadura militar y sus cómplices civiles no existía diferencia entre terrorismo, subversión, crítica, disenso o indiferencia.
El Servicio de Seguridad y Vigilancia se crea en nuestra casa en el mes de marzo de 1976 (con anterioridad al golpe de Estado) como parte de la estrategia lopezrreguista para crear el caos y el desconcierto en las filas populares y de esa manera facilitar las condiciones del golpe de Estado.
La estructura y finalidad de este servicio de vio reforzada con el nombramiento por parte del Rector Normalizador Dr. Juan José Pons, de Ismael Haouache (a) “El Turco” como asesor del Rectorado en seguridad y vigilancia con categoría administrativa 22(RES. Nº 131-76). Este era conocido por su militancia en grupos antisemitas y de provocación antidemocrática.
Desde su creación, el Servicio tiene un origen irregular y no se puede pasar por alto la proximidad cronológica entre el nombramiento de Haouache (el 19 de Marzo) y el pronunciamiento militar del 24 de Marzo de 1976.
El Delegado Militar que asumió entonces el Gobierno de la U.N.T., Coronel Eugenio Barroso confirmó en su cargo a este sinistro personaje.
Según se sabe “El Turco” murió hace pocos años.

-EL CORONEL EUGENIO ANTONIO BARROSO, delegado militar que asumió ayer el gobierno de la UNT, aparece aquí al iniciar su reunión con los decanos de facultades a quienes hizo conocer las finalidades y alcances de su labor en esa casa de estudios.

(Foto publicada por “La Gaceta” el 27/03/76 donde se ve al interventor Barroso ocupando el mismo sillón que ocuparon en el consejo superior los rectores democráticos).

En ningún momento se reglamentaron las funciones del Servicio de Seguridad y Vigilancia, ni se especificó su misión y atribuciones. Esta irregular situación se ha consentido y mantenido en el tiempo por resoluciones 196-77 (Gestión de Interventor Cornejo) y 879/80 (Gestión de Interventor Landa). Es decir que desempeñaba una misión secreta, no reglamentada o irregular.
En julio de 1980 es designado jefe del Servicio el Mayor (R) Ernesto Mario Ruggeri, con categoría administrativa 22 y en reemplazo del Teniente 1º (R) Francisco Roberto Medina.
En la existencia de este servicio de seguridad se puede determinar dos etapas distintas de funcionamiento: la primera comprende hasta la aceptación de la renuncia de Haouache (RES. 195-77) etapa en la que el servicio desempeño un papel activo en la represión parapolicial y militar. Paralelamente el servicio llevó adelante tareas de detección de estudiantes con algún tipo de militancia política.
En el segundo período el servicio se transforma en un organismo que canalizaba las informaciones suministradas por las facultades a otros servicios con mayor capacidad operativa: SIDE, SIE, Policía Federal, Destacamento de Inteligencia 142, Comando de Brigada V, etc.
En esta primera época se produce el ingreso de personal militar que luego quedaría efectivo en ese Servicio. Estos constituían la guardia personal del Coronel Barroso, Delegado Militar en la U.N.T., y allí quedaron con altos cargos administrativos.
Era importante para el servicio tener una presencia física institucional en el ámbito universitario; lo que en la jerga represiva se denomina “Objetivo” es decir: el servicio “esta ahí”, nadie sabe lo que se hace pero “está ahí”.
Una noticia periodística consigna que en 1976 Barroso ordena el fichaje de todos los docentes de la U.N.T. Este registro, que incluyó también a todos los estudiantes se mantuvo actualizado hasta la apertura democrática.
En cuanto a los no docentes, el gremio fue intervenido, siendo expulsada la dirigencia más combativa a través del sistema de delaciones usual en esa época.
Acerca del destino de esas misteriosas fichas, nos limitamos a transcribir una denuncia efectuada a la CONADEP: “En LA PERLA se utilizaba un método similar en cuanto a la clasificación y fichaje de los detenidos”. Así surge el testimonio de Graciela Geuna, legajo Nº 764. “Luego de los primeros interrogatorios se mostraba a los prisioneros fotos contenidas en diversas carpetas, de estudiantes de diferentes facultades QUE ENTREGABAN LAS AUTORIDADES DE LA FACULTAD”. “Los datos así obtenidos servían ya sea para secuestrar inmediatamente o para ir formando ficha con los antecedentes a cada uno”. NUNCA MÁS Pág. 276.


La investigación exhaustiva acerca del SSV de la UNT está a cargo de una Comisión Especial del Consejo Superior y seguramente demandará todavía un tiempo la reconstrucción histórica completa y el castigo correspondiente para los responsables de este período negro.
Sin embargo, se puede afirmar que en nuestra universidad funcionó un CAMPO DE CONCENTRACION en dependencias de la EUDEF (Escuela Universitaria de Educación Física) (NUNCA MAS, Pág.125) siendo para ese entonces los empleados no-docentes trasladados a la Facultad. de Filosofía y Letras.
También se sabe que la UNT distribuía armas y municiones a miembros del Servicio y que éstos se trasladaban en autos de la UNT sin patentes. Entre toda la documentación hallada en el local del SSV se encontraron numerosas fichas de estudiantes y docentes, pero todas ellas sin ninguna observación. Se supone que las fichas “observadas” correspondientes a estudiantes con militancia política (entre ellos las de los 132 desaparecidos denunciados hasta hoy) se encuentran guardadas y/o microfilmadas en alguna dependencia extrauniversitaria.
Actualmente, el local que fuera del servicio pertenece a la FUT (Federación Universitaria de Tucumán) como símbolo del avance democrático y de la victoria de la participación estudiantil sobre el autoritarismo, la destrucción del patrimonio y la persecución ideológica en nuestra universidad. Sin embargo la lucha continúa por la definitiva democratización de la Universidad y la erradicación de las profundas huellas que dejó la Doctrina de la Seguridad Nacional. Hoy más que nunca debemos sumar nuestro esfuerzo en la defensa y profundización de la democracia que tanta sangre joven nos costó.


Las consecuencias más dramáticas de la represión. Estudiantes de la Facultad de Agronomía y Zootecnia desaparecidos.[1]

Dentro de la Facultad de Agronomía y Zootecnia, la política represiva tuvo manifestaciones bastante particulares por lo indiscriminado de la persecución.
Así es como a través de la famosa “Resolución Barroso”, se cesanteó a 78 docentes de la UNT de los cuales 14 eran de Agronomía.
Pero el aspecto más horroroso del paso de la Doctrina de la Seguridad Nacional por la Universidad es sin duda la desaparición forzada de estudiantes, docentes y no-docentes.
En esta larga noche de terror, el sólo hecho de ser joven constituía un importante elemento de sospecha: el 81% de los desaparecidos de nuestro país tenía entre 19 y 35 años de edad al momento del secuestro.
Y los estudiantes universitarios fueron quienes más duramente sufrieron los efectos de esta metodología represiva. Si se discriminan los casos de desapariciones por actividad o profesión encontramos que los estudiantes universitarios encabezan la lista con unos 41%, seguidos por los obreros con el 40%.
Solamente en la Facultad de Agronomía, hay 15 casos de estudiantes desaparecidos, además de varios compañeros que fueron secuestrados y liberados luego de amenazas, y otros que luego fueron “legalizados” permaneciendo en cautiverio más de 7 años sin que nunca se les haya podido probar nada. Fueron asesinados en los fraguados “enfrentamientos”, los compañeros Ramón “Anuca” Gil, René “Negro” Locascio y Rubén “Yuyo” Arias.
El siguiente listado, acompañado de los datos y fotos que se pudieron reunir, quiere ser un homenaje a nuestros compañeros desaparecidos. Pero no un homenaje lacrimógeno como el que se les rinde a los muertos, sino una reafirmación de nuestro compromiso de lucha en el reclamo por el esclarecimiento de sus desapariciones, con el correspondiente juicio y castigo a los culpables, para que nunca más nuestra juventud y nuestra patria sean testigos de un genocidio como el que sufrió la República Argentina.
Estos compañeros, casi todos militantes en la organización del Comedor Universitario, nos comprometen a continuar, alentados por su presencia constante, en la lucha por las reivindicaciones históricas del movimiento estudiantil y el conjunto del pueblo.


OSVALDO JOSE GREGORIO GIRIBALDI
D.N.I. 7.652.122, CI 107.890. Nació el 4 de Junio de 1949 en Santiago del Estero. Ingresó a la Facultad de Agronomía en 1967 (L.U. 1030/67) y se inscribió como alumno hasta 1972. Hasta el momento de su secuestro tenía aprobadas 18 materias (5º año). También era empleado del Ing. Ledesma.
Fue secuestrado de su lugar de trabajo el 28 de mayo de 1976 en El Talar, Jujuy. En el momento de su secuestro y en forma paralela fue allanada su casa (donde vivía con su mujer y sus dos hijos) por personal de las fuerzas de seguridad que se trasladaba en una camioneta del Ingenio Ledesma. Un informe (a todas luces fraguado, por las fechas…) suministrado por la División Antecedentes Personales de la Policía de Jujuy y adjuntado al juicio a las juntas (causa 13/84), indica que Giribaldi había sido detenido legalmente el 1º de junio de 1976, por infracción a la ley 20.840, habiendo sido liberado el día 10 de tal mes y año, por falta de mérito. (La Ley 20840 del 30 de septiembre de 1974 llamada de “Seguridad Nacional” sanciona a quienes preconizan la sustitución del orden económico, político y social de la Nación por vías no establecidas en la legislación vigente.)

Lo cierto es que Giribaldi fue visto en la Cárcel de Gorriti el 14 de junio de ese mismo año por los santiagueños Julio Bravo y Mario Condorí.

También se encuentra en calidad de desaparecido el hermano menor de Osvaldo, Mario A. Giribaldi (estudiante de abogacía de la UCSE, una hija), secuestrado junto a Cecilio Kamenetsky en Santiago del Estero a principios de 1976. Un compañero de cautiverio de Mario pudo hablar mucho con él mientras estaban cautivos en la prisión de la Calle Alsina de Santiago del Estero y Mario le contó que lo habían llevado al campo de concentración de Arsenales en Tucumán, donde le mostraron a su hermano Osvaldo torturado.
Efectivamente, en octubre de 1976 Osvaldo fue visto en el Campo de Exterminio de la Compañía de Arsenales 5 Miguel de Azcuénaga, en Tucumán, junto a otros secuestrados de Jujuy.
Los testigos de su secuestro en Arsenales son los santiagueños Héctor “Pito” Galván, Miguel A. Scat y su propio hermano Mario, quienes lo vieron junto al soldado Concha, Gloria Figueroa y su hermano Miguel Ángel (todos santiagueños desaparecidos en Tucumán).

Osvaldo estaba casado y al momento de su desaparición tenía 27 años de edad, dos hijos y su mujer embarazada de una tercera hija (no lo sabía Osvaldo) a la que no pudo conocer aunque se enteró de su existencia en Arsenales. (nº CONADEP 02191).
Su madre interpuso los recursos de hábeas Corpus Nº888/83 y 1239/81, ambos ante el Juzgado Federal de Jujuy.
Osvaldo Giribaldi integra la lista de casos de desaparecidos de origen italiano denunciados en el escrito presentado el 15 de Abril de 1994 en Roma.
El 14 de agosto de 2006 se presentó querella penal acusando al Comandante del IIIer cuerpo de Ejercito (Menéndez), Bussi, jefe de la subzona 32 (Salta, Tucumán y Jujuy) la Guarnición Militar de de Jujuy y el R.I.M 20 comandado por el Coronel Néstor Bulacio, el Servicio Penitenciario de SS de Jujuy, el Comisario Ernesto Jaig (Jefe del Centro de Operaciones Policiales de Jujuy) y José Américo Lezcano (LE 8194882- Ex comisario General y del grupo de tareas de El Talar, San Pedro y Ledesma).

HUGO ANTONIO NARVAEZ HERRERA
DNI 10.742.086, CI 120.184. Nació el 17 de Julio de 1953 en Jujuy. Ingresó a la Facultad en 1973 y se inscribió por última vez en 1976 (L.U.1972/73). Tenía 5 materias aprobadas.
Alquilaba, junto a otros estudiantes jujeños, un departamento en la Calle 9 de Julio 89 5º Piso de la Capital.
Desapareció en la madrugada del 17 de julio de 1976 en la Peña “El Alto de las Lechuzas”, de 24 de Septiembre y Marco Avellaneda, en oportunidad en que festejaban su cumpleaños con otros estudiantes de Ledesma (Jujuy).
A la medianoche, mientras los jóvenes se divertían en la peña Alto La Lechuza, un grupo de encapuchados allanó el departamento. Buscaban a Eduardo Cáceres, pero no lo encontraron; sólo estaban Osvaldo Jayat, Gerardo Herrera y Víctor Lemme, quienes se habían quedado estudiando. Obligaron a éstos, mediante amenazas, a decir dónde se encontraban los otros; luego los dejaron, en calzoncillos, en medio de los cañaverales de un paraje llamado El Manantial.
A las 2 de la mañana entraron 6 encapuchados armados al local, encerrando a los presentes en una habitación del fondo, a excepción de un oficial del Ejército (vestido de civil) que al identificarse como tal fue autorizado a permanecer en su sitio.
En esa ocasión secuestraron también a Juan Gerardo Jarma, José Manuel Cabrera, Rubén Molina y Rubén Canseco, todos de Ledesma, Jujuy. Fueron llevados en un Ford y un Torino Negros y sin patentes, sin que se tengan hasta ahora noticias de sus paraderos.
Ese día, también fueron detenidos dos jujeños en San Miguel de Tucumán: Juan Carlos Espinoza, estudiante de Derecho y Ciencias Exactas, y Roberto Alejandro Polanco, estudiante de Medicina.
Existen indicios de que en los secuestros de “El Alto de las Lechuzas”, así como en otros de estudiantes jujeños estaría relacionada Leoni Susana Auad, conocida como “La Piturra”, acusada de colaborar con los servicios de inteligencia del Ejército. Habría participado en tareas de inteligencia dentro del CCD “El Arsenal Miguel de Azcuénaga” e integrado grupos de tareas, secuestrando a estudiantes de la Facultad de Arquitectura y otros oriundos de Ledesma, Provincia de Jujuy, de donde ella proviene.

Hilda Figueroa secuestrada - detenida durante el denominado “Apagón de Ledesma” recuerda haberlo escuchado quejarse, hablar o gritar a Hugo en el Centro Clandestino de detención (CCD) Guerrero (una hostería ubicada en el pueblo del mismo nombre, sobre la ruta provincial Nº 4 a catorce kilómetros de San Salvador de Jujuy). En el año 1976 era una hostería que usaba el Obispado para hacer retiros espirituales, se supone que era propiedad de la empresa Ledesma. Luego pasó a ser la Escuela de Policía y en la actualidad es un sitio recreativo de los sindicatos de SMATA, UPCN y UOCRA. Durante el juicio por la verdad histórica llevado a cabo en la Provincia de Jujuy, se deduce que el centro estuvo activo durante 30 a 60 días entre los meses de Julio y Agosto del 76, que coinciden con los denominados “apagones de Ledesma”. Se estima que por él pasaron de 120 a 150 personas, provenientes principalmente de Calilegua y el Departamento Ledesma, o que habían sido traídas de Tucumán. El CCD Guerrero estaba custodiado por la mañana por la policía provincial, por la tarde por el Ejército y por la noche por la Gendarmería.
Raúl Bartoletti detenido en el CCD Guerrero declara: “Cuando llegamos era de noche. Ellos habían concentrado a los que detuvieron en Ledesma y en Calilegua y los compañeros que estaban estudiando en Tucumán pero que eran de la zona... Yo gracias a Dios no tuve picana, sí trompadas y patadas; pero sentía como torturaban a los compañeros y compañeras”.
Hugo fue visto tiempo después en el Campo de Exterminio de la Compañía de Arsenales 5 Miguel de Azcuénaga, en Tucumán.

Sus familiares hicieron gestiones ante la policía Provincial, Federal, Cdo. De Brigada V, Juzgado Federal, Ministerio del Interior, Cdo. Del III Cuerpo de Ejército (Córdoba) y CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos-OEA)

Su madre Enriqueta Herrera lo recuerda así: Después del festejo se venía a Jujuy porque se casaba mi sobrino que estaba en ese momento; por eso yo me aferro a la idea que es el Ejército el que ha secuestrado a mi hijo, porque le dice “perdóneme mayor”. Le faltaba un año para recibirse de ingeniero agrónomo. Con el secuestro casi nos morimos todos, porque lo conocían que era rebueno. Que podemos hacer, llorar nada más, de mi hijo no nos olvidamos.
El era cuidadoso, llegaba del baile y se sacaba el traje, cepillaba bien el pantalón, lo doblaba y colgaba. Para vestirse era de primera, yo le compraba la ropa en Tucumán, en Modart; trabajaba en la telefónica en Libertador, le encantaba vestirse bien.
Cuando se recuerda el apagón, lloró toda la noche, no tengo ni que vivir... yo digo “Voy a dar mi último suspiro pensando en mi hijo”. Mi marido se ha muerto con pena del hijo porque ese día que estaba muy grave me dijo “Esta noche me muero a las nueve y mirá si aparece Hugo” y se murió como a la hora que dijo.
Espero que si hay un Dios, espero la justicia de Dios, porque ya del hombre no creo nada; que la justicia de Dios me la haga ver que estén todos presos los asesinos, que me la paguen, que paguen lo que han hecho. Que no sean tan cobardes; para mí, son cobardes, ¿por qué una persona que no es cobarde, va a encapuchar, va a ir con armamentos a sacar a los chicos que están en una peña o que están en la cama durmiendo? Para mí son cobardes, para mí no son personas, y yo creo que para nadie.
Hugo Narváez Herrera perteneció a la promoción 1972 de la Escuela Normal de Libertador, de la cuál hay seis detenidos desaparecidos: De ellos, cuatro eran estudiantes universitarios de la UNT.
El día de su secuestro Hugo festejaba su cumpleaños número 23. (Nº CONADEP 03575)

DOMINGO FAUSTINO REALES

DNI 11.965.049. (L.U. 2562/75). Ingreso a la Facultad en 1975 y se inscribió por última vez en 1976.
Nació el 15 de febrero de 1957 en Calilegua, Jujuy.
Lo secuestraron el 10 de julio de 1976 junto con Leandro Córdoba, Rubén Carrazana y Luis Burgos en la calle Alsina 1518. Se realizaron trámites y recursos de Hábeas Corpus en el Juzgado Federal, Ministerio del Interior, Nunciatura Apostólica, Cruz Roja y CIDH.
Sus familiares hablaron con Monseñor Emilio Graselli en Prov. de Buenos Aires, diciéndoles éste que rezaran porque algo malo habría hecho.
Su hermana Marta Gladis lo recuerda así:
Mi hermano, era un chico inquieto, que le gustaba investigar y compartir lo que sabía con sus amigos. Estudiaba Ingeniería civil en Tucumán. Estudiaba y trabajaba para pagarse los estudios. Siempre fue buen alumno y de chico era abanderado de la escuela. Compinche y cariñoso con sus hermanas. Fue secuestrado y desaparecido el 10 de julio de 1976. Mi madre estuvo desde el principio junto a Olga* y marchaba. Todos los jueves. Solía traer a mi hijita Agustina con un pañuelito en la cabeza. Y cuándo ya su enfermedad no la dejo venir a las marchas, se quedaba en casa llorando. Fue una luchadora, fue Sixta Tejerín de Reales.
Mi hermano y mi madre nos acompañan y nos dan fuerzas para seguir buscando justicia. Para todos, no sólo para mi hermano, para los treinta mil. Yo tengo fe y confianza que, con el tiempo, la justicia ha de llegar...”
Su hermana María del Milagro comenta: Domingo o Mingo como le decíamos en casa, fue mi único hermano varón, fue mi gran amigo y cómplice de miles de travesuras cuando niños. De adolescentes, fue el confidente incondicional. Fue poeta que plasmaba en un papel, todas las ensoñaciones que su tierna juventud le inspiraba, las que se basaban en un mundo de justicia, de equidad y de verdad. Cuando se lo llevaron, la vida se detuvo, de golpe y bruscamente el cielo anocheció. La desesperada incertidumbre de mi madre le robó para siempre la sonrisa.
Entonces, junto a ella, mi padre y mis hermanas emprendimos el interminable, infinito camino de la búsqueda. Tocamos miles de puertas, esperanzados en la posibilidad imaginada de que alguna vez, brillará la luz de su voz, de su presencia. Sin embargo, no encontramos nada más que el eterno silencio. Nada más que la oscura espalda de aquellos que desconocen desgraciadamente el respeto por la vida, de esos que se creen los “dueños del perdón”.
Y aquí estoy amado hermano...
Aún después de tantos años, después de tanta vida recorrida. Hoy como siempre, digo presente, aunque vientos nuevos refrescaron mi rostro y aliviaron mis húmedos ojos.
No pasó ni pasará jamás un solo día sin recordarte Mingo, sin hablar de ti, sin sentir tu vida pura junto a mi camino, sin cansarme de decir de gritar que ni aún el recuento de tantos años borrarán tus pasos.
¡¡¡ Mingo Reales, amado hermano, estás siempre presente!!! Como están presente, ahora y siempre los treinta mil detenidos desaparecidos.
Su amigo Guillermo Sergio Quispe con quien compartió la facultad y la pensión por algún tiempo nos dice: Era alegre bromista, no dejaba de sonreír... era un buen compañero. El Flaco está presente en cada día y se que alguna vez volveremos a encontrarnos. Por eso lucho, por él y su recuerdo y por mis hijos, para que tengan un país mejor. Un país donde no haya impunes.
Domingo Reales fue visto en “Guerrero” por H. Campos el 1-8-76.
(Leg. 2545 CONADEP).
Tenía 20 años.
* Se Refiere a la Señora Olga de Arédez luchadora incansable por los derechos humanos, fundadora del grupo de Madres de Plaza de Mayo de Ledesma.

LEANDRO RODOLFO CÓDOBA
LE 10.008.469. También figuraba inscripto en la Facultad de Ciencias Exactas. Nació el 8 de febrero de 1952 en Calilegua, Jujuy. Fue secuestrado de su domicilio de estudiante, en Alsina 1518, San Miguel de Tucumán en la madrugada del 10 de Julio de 1976 junto con Carrazana, Burgos y Reales. Sin embargo el testimonio de su hermana contradice la edad y el lugar de secuestro de Leandro (ver más abajo).

Testigos oculares que no se identificaron por razones de seguridad manifestaron que en ese procedimiento actuó personal uniformado, fuertemente armado (que al parecer sería de la Federal o del Ejército) que ingresaron volteando puertas y ventanas, llevándose a los estudiantes con rumbo desconocido en un patrullero y un celular.
Trasladados los familiares al lugar de los hechos sólo encontraron vestigios de lucha y toda la ropa despedazada a tirones.
En la Central de Policía de Tucumán les dijeron a los familiares que habían sido detenidos por orden del Coronel Carlos Néstor Bulacio, Jefe del R.I.M. 20 (Regimiento de Infantería de Montaña 20) de Jujuy.
Denuncia uno de los familiares que en ocasión de relatar los hechos a Monseñor José Miguel Medina (Obispo de Jujuy), detrás de unas cortinas se encontraban dos militares grabando la conversación. Medina les dijo que rezaran y que fueran más a misa, diciendo que la desaparición de Leandro se debía a la mala crianza y que en algo estaría metido.
Su hermana Gloria Córdoba los recuerda así: mis hermanos eran Leandro Rodolfo y Germán Tomás. Ellos como toda persona joven estudiaban, trabajaban y tenían amigos. Leandro tenía 27 años. Desaparece de acá (Calilegua), se lo llevan de mi casa. Vino la policía. Entraron a la casa amenazando a toda la familia, nos apuntaban con unas ametralladoras así como si fuéramos unos delincuentes, unos asesinos. Era de madrugada, nos levantaron de la cama a toda la familia, nos hicieron poner cabeza sobre la pared, me acuerdo que mi Papá estaba descalzo y uno de mis hermanos desaparecido, tenía un solo zapato. Revolvieron todo, tiraron todo, mi madre solía tener dinero, cosas de oro, todo se robaron. Decían que el Sr. Germán Córdoba en la comisaría. Se lo llevaron. Mi mamá decía “Che, no vienen tu hermano y tiene que ir a trabajar”. Mis dos hermanos fueron hasta la comisaría, cuando llegaron ya lo estaban subiendo a la camioneta. Se lo llevan a Jujuy, después nunca más. Siempre nos decían” están incomunicados”. Nosotros le dejábamos cigarrillos, jabón, galletitas pero nunca nos han dejado verlo. Nunca los vimos, nunca más. Mi madre desde que desaparecieron mis hermanos lloró todos los días de cada día. Fue muy doloroso. Todos se apartaron, en el pueblo nos decían “los hermanos son subversivos .Nosotros nos preguntábamos “Dios, ¿Qué hicimos? Nada, nada, nada”.
A nosotros nos costó muchos años superar, yo veía un policía en la calle y se me deformaba la cara aunque yo creo que uno nunca olvida...
Lo bueno de estas marchas es que hay mucha gente. En cambio antes nadie nos apoyaba, sólo las madres y los hermanos. Íbamos marchando y todos nos miraban como sapo de otro pozo. Pienso que por fin la gente está tomando conciencia, a mí me parece bien que sea pacífico. Ellas marchan calladitas, y con su pañuelito blanco.
Yo a mis hermanos siempre los voy a llevar en el corazón, son hermanos aunque no estén. Yo siempre los he criado a mis hijos con la idea de esos dos hermanos, de sus tíos. Siempre les hablo de esos dos hermanos desaparecidos y lo que causó a mis padres que nunca lo superaron. Mi madre llora y llora todas las noches y ella tenía la esperanza de que sus hijos iban a llegar, pero nunca han llegado.
Su hermano Germán Tomás también detenido desaparecido perteneció a la promoción 1972 de la Escuela Normal de Libertador, de la cuál hay seis detenidos desaparecidos.


Fue visto por última vez en el Campo de Concentración de Guerrero, Jujuy, por Ernesto Samán. Su legajo no se encontró en la facultad.
Tenía 24 años (Nº CONADEP 01222, Decl.No:4891)
RUBÉN HORACIO CARRAZANA
LE 10.375.974. (L.U. 1865/73). Ingreso a la Facultad en 1973 y se inscribió por última vez en 1976.
Nació el 27 de agosto de 1952 en Ledesma.
Encontrándose en un asado en calle Alsina 1518, su domicilio en Tucumán, fue secuestrado por un grupo de la Policía Federal el 10 de Julio de 1976 a las 2 de la mañana, junto a sus compañeros Córdoba, Reales y Burgos (todos de Jujuy).
Se realizaron trámites ante Policía Federal, Cdo. De Brigada V, Policía de Jujuy, Ministerio del Interior y CIDH. (Nº CONADEP 00941, Decl.No:4892).
Su madre Amanda Murillo de Carrazana lo recuerda así: Yo tuve seis hijos, tres varones y tres mujeres. Mi hijo Rubén estudió en la Escuela Normal de Ledesma y de ahí se fue a la Universidad de Tucumán. Estudiaba Ingeniero Agrónomo.
Mi esposo, que hace dos años murió, era un hombre ejemplar, me decía “Amanda tenés que viajar a Tucumán a pagar todo lo que Rubén estudiaba”. Él era el más chico, tenía 24 años.
Mi hijo, le digo, y que Dios sabe era estudioso. Cuando yo iba a Tucumán él me decía “mamita voy a clase y espérame a que yo salga”. Íbamos al parque y ahí comíamos los dos. Él estaba conmigo y yo le preguntaba “¿Cómo es tu vida, papito, cómo andás? Y el me decía “mamita, no te hagas problema, ya me falta poquito, quizás en un año ya me reciba, mamita de ingeniero agrónomo”.
Cuando lo llevan de Tucumán y me avisan me enloquecí en ese rato. Ha sido a las 12 del día, en que yo estaba sirviendo la comida a mi esposo.
Dicen que ellos porque estaba con unos compañeros de Jujuy, era de tardecita, un 9 de julio habían idos a ver el desfile. Mi hijo estaba con Domingo Reales, Burgos y con Córdoba, que son de san Pedro, que también son desaparecidos.
Yo en esos días le había hecho un giro para que se venga porque era el bautismo de su sobrino.
Me contaron que dicen “Che, que les parece si vamos a comer algo en la puza”. No habían comenzado a comer que el hombre que ha hecho el asado (un viejito del frente) salió a la puerta y ha visto que toda la cuadra la habían tapado los milicos y ahí se lo han llevado a mi hijito. Después cuando me avisaron salí como loca a Tucumán. Anduve por ahí solita. Después fuimos con las chicas Reales. Hemos andado allá, por dónde no hemos andado. Donde había un ejército íbamos a la puerta.
Nos habían contado que era la federal la que lo habían llevado, también hemos ido allí. Después salen al rato y dicen “No, no está” y Ud. sabe que entrábamos y nos apuntaban con armas y nos preguntaban “¿Qué buscan?” Y Yo les dije “Ay señor, por favor, mi hijo no ha sido un delincuente, nunca en la vida ha sido un delincuente”. “Bueno” dice “ya le vamos a buscar y cuando lo encontremos, le avisamos” con eso nos han largado. Una vez decían que estaba en la frontera de Jujuy, Paraguay por ahí. Me fui con una señora, mis hijos me dieron cada uno un poquito para que yo pueda viajar.
Yo digo como siempre la Doña Olga*, pobre ella siempre quería salir, antes éramos poquitos los que íbamos a las marchas, no se animaban a salir. Yo se lo juro por Dios que no tenía miedo ¿sabe que pensaba?, si mi hijo no va a aparecer, que me maten de un tiro. Decía yo “Por Dios, no voy a poder seguir viviendo” pero yo iba a mi casa tenía mis tres nietos criando. Así que yo tenía mis tres chicos chiquitos.
Ahora siento que hay más gente, más apoyo esa gente que viene que he visto de Bs. As. Cuándo estaba Alfonsín que hicimos una marcha grandísima yo he estado ahí, en Bs. As., he estado debajo de la bandera donde decía “los desaparecidos de Ledesma”. Yo mientras viva voy a estar al lado de todos, porque es una búsqueda más intensa. Y tenerlo siempre presente. Día y noche penaba y de lo bien que estaba decía “Ay, mi hijo ¿dónde estaría?”
Usted sabe como es una cosa que me imagino que yo lo voy a ver, pero ... ya no, pero verlo, siquiera a los huesos de él. Cuando murió mi esposo, hice hacer un nichero para mi hijito, que algún día si estoy viva me lo entreguen y quizás muera yo con tranquilidad.
Rubén Horacio Carrazana perteneció a la promoción 1972 de la Escuela Normal de Libertador, de la cuál hay seis detenidos desaparecidos. De ellos, cuatro eran estudiantes universitarios de la UNT.
* Se Refiere a la Señora Olga de Arédez luchadora incansable por los derechos humanos, fundadora del grupo de Madres de Plaza de Mayo de Ledesma.
No hay testimonios de su paso por un Campo de Concentración. Tenía 23 años.

JUAN CARLOS PASTORI
LE. 11.909.139. (L.U. 1987/73). Registra su última inscripción en la facultad de Agronomía en 1974. Al parecer luego se pasó a la facultad de Arquitectura.
Existen indicios de que en su secuestro estaría relacionada Leoni Susana Auad conocida como “La Piturra” acusada de colaborar con los servicios de inteligencia del Ejército. Habría participado en tareas de inteligencia dentro del CCD “El Arsenal Miguel de Azcuénaga” e integrado grupos de tareas, secuestrando a estudiantes de la Facultad de Arquitectura y otros oriundos de Ledesma, Provincia de Jujuy, de donde ella proviene.
Unos días después del secuestro de Pastori fue secuestrada su novia NORA CAJAL, también estudiante de arquitectura, liberada posteriormente a los 40 días, la cual estando en cautiverio pudo ver a Juan Carlos en el Arsenal.
Juan Carlos estaba incorporado como soldado conscripto a la Compañía de Comunicaciones V desde el 22 de abril de 1975. Su desempeño como soldado le valió el ascenso a dragoneante. Hoy es uno de los 129 soldados desaparecidos por la dictadura que José Luis D'Andrea Mohr describe en su libro “El Escuadrón Perdido” (Los genocidas le agregaron a sus desapariciones la cobarde acusación de “desertores”).
Según las autoridades de la V Compañía de Comunicaciones, con sede en Tucumán, Juan Carlos salió en comisión el 25 de septiembre de 1976 y a las 20.45 fue agredido por una patota después de lo cual regresó al cuartel haciendo conocer tal novedad a su superior inmediato. Este le indicó que fuera a hacerse curaciones y que se retirara a su domicilio. A partir de entonces está desaparecido; pero la familia cree que todo el episodio fue urdido por personal militar.
Esa teoría está reforzada por la “baja por deserción”, sin búsqueda militar ni policial en el domicilio.
Los militares responsables de la Compañía en esa época son:
Jefe: Mayor Alfredo Francisco ANDUJAR
Comandante de Zona: General Luciano Benjamín MENENDEZ
Comandante de Subzona: General Antonio Domingo BUSSI
Jefe de Área: Teniente coronel Ernesto ALAIS
Jefe del Destacamento de Inteligencia 142: Teniente coronel Eusebio GONZALEZ BREARD.
El señor Andrés PASTORI, padre del soldado desaparecido, realizó trámites ante el mayor Alfredo Francisco ANDUJAR, jefe de su hijo; ante el Comando en Jefe del Ejército, el Ministerio del Interior, la Gobernación de Tucumán, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización de las Naciones Unidas. Además, intentó el camino de la Iglesia católica. En marzo de 1979 el señor PASTORI recibió una carta de sor Beatriz GUTIERREZ que terminaba así: "Cuando se espera con FE, sin esperar o indagar demasiado, rezando con serena esperanza y sin temer, perdonando a quienes obraron sin luz, entonces Dios y la Virgen se complacen en escucharnos".
Juan Carlos fue visto tiempo después en el Campo de Exterminio de la Compañía de Arsenales 5 Miguel de Azcuénaga, en Tucumán, donde muere a causa de las torturas recibidas.
Juan Carlos Pastori perteneció a la promoción 1972 de la Escuela Normal de Libertador, de la cuál hay seis detenidos desaparecidos. De ellos, cuatro eran estudiantes universitarios de la UNT.
Tenía 23 años. (Nº CONADEP 03871).

JOHNNY VARGAS OROSCO
LE 11-826.622. (L.U.2049/73). Ingreso a la Facultad en 1973 y se inscribió por última vez en 1976.
Nació el 29 de Abril de 1952 en Cochabamba, Bolivia y se había nacionalizado como argentino tres meses antes de ser secuestrado.

Estando en su domicilio de Ledesma, Jujuy, se apersonó el 17 de Julio de 1976 a la una de la mañana, el Comisario Américo Lezcano (jefe de la seccional de policía Nº 24 del Dpto Ledesma) con ropa de civil, el Cabo Sánchez y un Alférez de la Gendarmería Nacional afectado al Ingenio Ledesma. Le indicaron que lo dejarían en libertad luego de algunas averiguaciones, conduciéndolo a la Seccional 24 de Ledesma, a cargo de Lezcano.
Al amanecer fueron su madre y esposa a quienes les dijeron que lo habían llevado a la Central Policial de Jujuy. Allí los recibió el Comisario Ernesto Haig, quién confirmó su detención en ese lugar diciendo que estaba incomunicado. Al día siguiente les dijo que sería muy difícil que recuperara jamás la libertad pues estaba a disposición del Coronel Carlos Néstor Bulacio (Jefe del RIM 20) y que se hicieran a la idea de que no lo verían más. Luego se enteraron de que fue visto en el Campo de Concentración de Guerrero junto a los estudiantes desaparecidos en Tucumán.
Denuncias en la OEA (CIDH) y Hábeas Corpus con resultados negativos. Fue visto por Ernesto Samán (leg. 4841 CONADEP) en “Guerrero” en Julio de 1976.
Su hermano José Vargas lo recuerda así:
Mi hermano en esa época estudiaba Agronomía en la UNT, y como hermano, por supuesto, ha sido una buena persona. Nunca ni hemos imaginado lo que ha pasado cuando lo han detenido, no pensamos que iba a ser un desaparecido.
Nosotros vivíamos en Ledesma desde el año 1973. A él lo vienen a buscar en la casa, vino el ejercito inclusive estuve yo. El que lo llevó fue el comisario (José Américo) Lescano, en una oportunidad tuvimos ocasión de hablar, casi nos vamos a las manos, decía “no sé”, negaba rotundamente que él había sido, pero él participó porque nosotros lo vimos. Se lo llevan esa noche del apagón, uno no tomaba conciencia lo que había pasado, era como un apagón cualquiera. Al otro día tampoco nadie se daba cuenta de lo que estaba pasando. A la semana recién se empezó a comentar de todos los detenidos, de todo lo que había pasado. Después vamos a averiguar y nadie nos quería decir nada. Inclusive amenazaban que si yo seguía averiguando me hacían desaparecer. Nosotros empezamos a venir al RIM 20 (Regimiento de Infantería de Montaña) porque decían que acá los tenían detenidos. Decían que estaban bajo el poder de los militares que no daban a conocer nada porque era sumario secreto. Entonces les decían a las madres que no se preocupen, las reunían a las pobres madres y les decían que en cualquier momento podían aparecer que era nada más que para una investigación. Venimos de Ledesma (a San Salvador de Jujuy) cada día por medio pero nunca se supo nada, nadie quiso dar ninguna noticia real.
... Nosotros hemos sido una familia chica, estaba mi madre y yo, nada más, el resto de la familia estaba en Bolivia. Mi madre fue la que se puso al frente con el tema de la búsqueda. Inclusive fue a Bolivia, a Norteamérica, a las Naciones Unidas, hizo cartas pero no hubo caso.
... Se empiezan a hacer reuniones, para ver si se podía organizar una marcha de repudio. Y creo que después del año la gente había tomado conciencia de lo que había pasado. Pero realmente al principio no se sabía con exactitud si ellos eran realmente desaparecidos o estaban detenidos. Mi madre murió en 1995 ella ha estado siempre presente en las marchas.
.... Mi hermano nació en Bolivia pero se nacionalizó tres meses antes de que lo detengan. Nosotros nos vinimos de chicos, nos criamos en Córdoba. Con mi hermano nos llevamos cuatro años de diferencia. Mi hermano era de carácter distinto al mío. Era más sumiso, medio callado, el apodo de el era el “Trunchi”, así le decían sus compañeros de la Escuela Normal, inclusive en el curso de él hay como diez desaparecidos. Hay anécdotas de irse a bañar al río, cosas de esas (...)
En Ledesma decían que había tirado una bomba a las máquinas, era mentira eso era una patraña de los de Ledesma con los mismos policías y el ejercito. Eso yo me enteré después, por los mismos empleados de Ledesma.
Mi hermano nunca trabajo para Ledesma, el siempre estudió, yo trabajaba en una casa de repuestos. Hay una anécdota, había un jefe de gendarmería, (Mario) Patanes, era muy allegado al negocio, no era amigo mío, pero había cierta confianza y me dijo una vez que si yo tenía un hermano que estudiaba en Tucumán, que tenga cuidado porque lo iban detener, que si se podía ir a otro lado se vaya, el me decía “ustedes son bolivianos” ¿Cómo no se va tu hermano a Bolivia? Decía que lo iban a detener nada más, no decían otra cosa, que iban a tomar medidas tan grandes como la han tomado. Me acuerdo que viajamos con otro muchacho a Tucumán y lo quisimos traer para llevarlo a Bolivia y él no quiso viajar. Yo realmente no supe ni nunca me contó nada pero después me enteré por los muchachos que estuvieron detenidos y liberados que en Tucumán se juntaban, se reunían, que ha estado participando pero no sé de qué partido.
(...) Con mi mamá siempre estuvimos participando de las marchas. Después cuando me vine para acá (a San Salvador de Jujuy) ya no. No fui ni el año pasado ni el anteaño. Pero a todas las marchas sí (...)
Rufino Lizarraga detenido y secuestrado en el CCD Guerrero reconoce las voces de Johnny Vargas cuando se encontraba secuestrado en Guerrero.
Raúl Bartoletti (detenido – secuestrado en el CCD de Guerrero) le rindió un reconocimiento y homenaje público recientemente en la Escuela Normal de Libertador. ... “Un compañero que estuvo conmigo en el CCD de Guerrero; un día cuando me llevan para interrogarme él estaba presente y le preguntan ¿Lo conocés, es tu amigo? Sí, contesta. ¿Él en qué andaba, que grado tiene en la organización? No en nada. Pero ¿Él era? No, en nada. Si él en ese momento por miedo o por dolor, hubiese dicho algo, a lo mejor hoy yo no estaría acá.”
Johnny Vargas Orozco perteneció a la promoción 1972 de la Escuela Normal de Libertador, de la cuál hay seis detenidos desaparecidos, de los cuales cuatro eran estudiantes universitarios de la UNT.
Estaba casado y al momento de su desaparición tenía 24 años. (Nº CONADEP 05241).

GLORIA CONSTANZA CURIA

DNI 12.414.552. Nació el 10 de abril de 1953 en Tucumán. Era bachiller Egresada de la Escuela Sarmiento. Tenía estudios de la Licenciatura de Artes Plásticas. Ingresó a la FAZ en 1976 (L.U. 2618/76) siendo a la vez empleada de oficina. Registra su última inscripción el 30/03/76. Pero sólo sería alumna de nuestra facultad por un mes y medio.
A las 0.30 del 12 de Mayo de 1976, irrumpió en su domicilio familiar de esta ciudad, un grupo de 5 enmascarados, con armas largas y uniformes de guerra, preguntando por Constanza y su Hermano Fernando (20 años, también desaparecido) a los que encañonaron y vendaron los ojos, llevándolos por la fuerza. Se fueron en dos vehículos y a pesar de todas las diligencias ante autoridades militares, policiales, judiciales y eclesiásticas, nunca se supo su posterior destino (Policía Federal, CIDH y varios Hábeas Corpus ante el Juez Federal).
Constanza y su Hermano fueron vistos por Juan Martín en el Campo de Concentración de la Jefatura de Policía en Agosto de 1976.
Tenía 23 años. (Nº CONADEP 01324, Decl.No:5545).

OSCAR RAMÓN CABRAL

L.E. 11.157.376. (L.U. 2374/75). Ingresó a la Facultad en 1975 y se inscribió por última vez en 1976. Desapareció el 2 de febrero de 1977 en Aguilares, donde residía, cuando se dirigía a una reunión en casa de amigos. En circunstancias en que transitaba en el auto de su padre (aproximadamente a las 22 hs.) fue interceptado por un automóvil que se cruzó, bajando dos hombres con armas, quienes lo obligaron a subir al vehículo de ellos, secuestrándolo.
Todo esto ocurrió en pleno centro de Aguilares y en presencia de transeúntes.
Denuncia radicada en Comisaría local y Juzgado Federal (causa: “Autores desconocidos S/secuestro”).Era muy alto (medía 1,90 m) y fue visto muy delgado en su cautiverio. Fue visto en 1977 en el Campo de Concentración del Ex-Ingenio Nueva Baviera por Juan Martín y en la Comisaria 4ª de Mar del Plata (En testimonios Nos: 9013, 3596 y 00440).
(Nº CONADEP 00767, Decl. No:5885). Tenía 24 años.

LUIS BURGOS

DNI 12.007.023, CI 8.302.576. (L.U. 1853/73). Se inscribió por última vez en 1976.
Nació el 17 de abril de 1950 en Jujuy y residía en Bolívar 1975, Barrio Ciudadela.
Estando en un asado en la calle Alsina 1518, donde residían otros compañeros, se presentó a las dos de la mañana del 10 de Julio de 1976 un grupo de la Policía Federal y lo detuvo junto con los compañeros Córdoba, Reales y Carrazana, también de nuestra facultad.
Se realizaron trámites ante la Central de Policía de Tucumán y Cdo. De Brigada V.
Al momento de su secuestro tenía 26 años (Nº CONADEP 09182)

SUSANA IRENE MACOR DE DÍAZ

LC. 11.116.530. Nació el 15 de Diciembre de 1954. Era egresada en 1972 de la Escuela Sarmiento, e ingresó en 1973 a la carrera de zootecnia (L.U. 2088/73) donde cursaba el 1er año. Se inscribió por última vez en 1974.
Desapareció el 27 de Mayo de 1976 en Tucumán, fue vista por última vez, en compañía de su esposo, “Parche” Díaz, y un hermano, en el Campo de Concentración de la Jefatura de Policía de Tucumán por Juan Martín el 1-8-76
Tenía 21 años. (Nº CONADEP 08786).

RAMÓN ANTONIO JIMENEZ

Desapareció con sus documentos el 19 de Diciembre de 1976. Salió de la facultad y nunca regresó a su hogar en Banda del Río Salí. Cursaba 4º año de Agronomía. Su legajo no se encontró en la Facultad.
Tenía 27 años. (Nº CONADEP 02618).


RODOLFO ALBERTO RUSSO
DNI 11.065.614, CI 388.999. Nació el 7 de Abril de 1954. Ingresó a la F.A.Z. en 1973 (L.U. 2019/73) y tenía 10 materias aprobadas (4º año). Registra su última inscripción el 22/3/79. Además de estudiar trabajaba vendiendo libros.
Desapareció el 17 de Julio de 1979.
En el ANEXO del Informe de la CONADEP se cita a una persona de apellido Ruso (con una sola “s”) vista en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) el 1-8-79, época coincidente con la desaparición de Rodolfo.
Tenía 25 años cuando desapareció. (Nº CONADEP 09124).

RAMÓN AMÉRICO AMAYA “Mori”
LE 10.857.437. (L.U. 1824/73). Ingreso a la Facultad en 1973.
Nació en Aguilares el 25/7/53. Además de estudiante, era empleado en el Ingenio Aguilares (sección laboratorio).
A las 6 hs. Del 15 de octubre de 1976, un grupo de personas de civil que se identificaron como policías lo sacaron de su lugar de trabajo sin dar explicaciones. Se denunció en Policía Provincial y Federal, Cdo. De Brigada V, Ministerio del Interior, Presidencia de la Nación, Cruz Roja internacional y Hábeas Corpus ante el Juez Federal.
Fue visto por el detenido (y luego liberado) Juan Martín, en el Campo de Concentración del Ex-Ingenio Nueva Baviera: “A mediados de Diciembre de 1976, a siete u ocho prisioneros entre ellos Leandro Fote (dirigente sindical y ex senador provincial), Fernando Ojea y Ramón Amaya, nos ordenaron salir del laboratorio celda y nos subieron a una camioneta Ford. Durante dos horas circuló por caminos de tierra, ingresando luego nuevamente a Nueva Baviera. Por comentarios de la guardia supimos que se habría hecho una inspección al Ingenio, organizados por miembros de algún organismo internacional. El propósito de Bussi y Arrechea era claro: volviendo a secuestrar a los prisioneros ya secuestrados alojados en el campo de concentración podían demostrar que no había ningún campo ilegal de reclusión, ni se torturaba”.
En Nueva Baviera se vió al General Bussi (Gobernador y Cdte. De la V Brigada), al Coronel Catáneo (2º Cdte. De la Brigada), al Tte. Cnel. Arrechea (Jefe de Comando de Zona de Operaciones) y al Mayor Augusto Neme. El “Grupo Operativo” para secuestros y tortura estaba integrado por 25 o 30 policías liderados por el Cabo Iº Héctor Calderón.
“En una reunión en el Comando participaron integrantes del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. Presidía la reunión Bussi, quien presentaba a los prisiones con nombre y apellido y realizaba un breve historial de cada uno antes de instar a los oficiales presentes a que nos interrogaran. Entre los que fueron llevados allí, todos esposados con las manos a la espalda, estaba, Julio Abad, Rodolfo Lerner, Leandro Fote, Ramón Amaya, Aída Villegas y un correntino de apellido Mauri”.
“otra reunión similar (también en el Comando) se hizo con oficiales del Estado Mayor del Tercer Cuerpo, presidida por su Comandante, General Luciano Benjamín Menéndez. Los prisioneros interrogados en esa oportunidad fuimos Fernando Ojea, Ramón Amaya y yo. Esta vez nos llevaron con los ojos vendados hasta el recinto. Al quitarnos las vendas, lo primero que vimos fue a los oficiales del Ejército y un cartel colgado a nuestros cuellos donde se consignaba nuestro nombre, apellido y edad”.
Con anterioridad, en octubre de 1976, Mori fue visto en la Comisaría 4ª de Mar del Plata (ANEXO CONADEP).
A fines de 1977 se disuelve el Campo de Nueva Baviera siendo trasladados los detenidos a otros centros de reclusión y tortura.
Leandro Fote por ejemplo fue visto en Febrero e 1977 en el Campo de exterminio del Arsenal Miguel de Azcuénaga en Ruta 9. Julio Abad, que también estuvo en la Comisaría 4ª de Mar del Plata fue visto a fines de 1976 en Arsenal. También Rodolfo Lerner fue visto en 1977 en el Arsenal. Sin embargo no hay más noticias sobre Amaya.
Al momento de su detención Mori tenía 23 años. (Nº CONADEP 00214).

SANTIAGO OMAR VICENTE
L.E. 10.020.107; C.I. 8.698.183 (Pol. Fed.). Nació el 25 de Julio de 1952 en Santiago del Estero. Ingresó a la Facultad en 1970 (L.U. 1364/70). Se inscribió por última vez en 1973.
Había sido detenido en Santiago en 1974, ocasión en la que el CEAZ, con la firma de Horacio Olmos, Manolo Juárez y Pablo López pide por su libertad y denuncia las torturas a las que fue sometido, siendo luego liberado.
Desapareció el 1º de Febrero de 1976 (antes del golpe militar) en San Miguel de Tucumán, cuando salió de casa de sus suegros para hacer unas compras. A pesar de haber ocurrido en la vía pública no se conocen testigos del secuestro.
El mismo día secuestran a su esposa (que hacía poco había tenido familia) en Santiago del Estero, a la que posteriormente trasladan a Tucumán.
Santiago y su esposa se reconocen mutuamente en un Campo de Concentración (posiblemente en la Jefatura de Policía) a pesar de no poder verse por estar “tabicados”, es decir con los ojos vendados. Son trasladados juntos a varios centros clandestinos de detención (3 o 4) en el lapso de un mes donde se comunican por toses y por los gritos provocados por los golpes y torturas. Recién tienen oportunidad de hablar brevemente en el Campo de Concentración de “La Escuelita” en Famaillá, desde donde son trasladados nuevamente a la Jefatura.
Entre el 10 y el 14 de Marzo de 1976 su esposa es “legalizada”, siendo trasladada a disposición del P.E.N. a la prisión de Villa Urquiza, donde se alojan luego sus dos hijas con ella. De esa fecha guarda la última imagen de Santiago, con el pantalón destrozado, descalzo y sin camisa, abatido por los golpes y la tortura.
La respuesta que recibía su esposa en Villa Urquiza era que Santiago estaba prófugo, pero que lo matarían en el lugar en que lo encontrasen y que se olvidara de él. Sin embargo supo por otras detenidas que había sido visto en otro Campo de Concentración y que había preguntado por sus hijas.
En la época de la detención, los familiares fueron a la casa donde vivían, encontrando sólo el contrapiso. Todos los muebles y artefactos fueron saqueados por las fuerzas de “seguridad”. En la Jefatura, su esposa reconoció el sonido particular de su heladera y vio a detenidos vendados y vestidos con sus ropas. Al solicitar agua, le fue servida en sus propios vasos.
La esposa de Santiago fue trasladada a Villa Devoto donde pasó dos años sin ver a sus hijas. Salió en libertad en Mayo de 1979 sin que se le haya abierto ninguna causa.
Nunca hubo respuesta oficial sobre la situación de Santiago, a pesar de haberse presentado Hábeas Córpus, denuncia ante la Policía Provincial (de donde desapareció toda constancia) y ante la Cruz Roja Internacional.
Al momento de su desaparición Santiago tenía 23 años. (Nº CONADEP 05322).
El Periódico de Tucumán, informó recientemente que la ex Presidenta de la Nación, María Estela Martínez de Perón, procesada por el juez federal Norberto Oyarbide por la represión ilegal previa al golpe militar de 1976 podría ser citada a declarar en los tribunales federales de Tucumán por la causa de Santiago Omar Vicente que figura como uno de los hechos en los cuales se presentó como querellante ante el fuero federal tucumano el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Luis Eduardo Duhalde.


MARIANA HAYDEE CISNEROS
Se incorpora oficialmente en la lista de personas desaparecidas ahora, pues su padre se oponía a hacer ningún tipo de denuncia; fue su madre la que tomó la decisión de hacerlo una vez que su esposo falleció. Nació en Buenos Aires, trasladándose junto a su familia a Catamarca. Luego vino junto a su hermano a estudiar en Tucumán. Residían en una pensión para estudiantes ubicada en calle Bolívar 1975 de esta Ciudad. Su novio también está desaparecido René Humberto Cruz "Tucho" estudiante de 4º año de Arquitectura, oriundo de Jujuy. El 1º de Junio de 1977 ambos salieron de la pensión y no se supo nada más. Los familiares del joven Cruz denunciaron la desaparición de ambos como si hubiese sido en Jujuy. Mariana estaba relacionada con otros estudiantes de Agronomía: César Oscar Ramón Cabral y con Luís Burgos, quien vivía en la misma pensión que Mariana.



Contratapa de la primera edición (1986)
[1] En esta reedición de 2007, la información inicialmente publicada por el Frente Unidad LAZI en 1986 ha sido, en varios casos, revisada y ampliada. La ampliación se realizó con base en cruces de denuncias, y testimonios de los familiares extraídas (en muchos casos) de “Memorias del apagón. La represión en Jujuy: 1974 – 1983. Delia Maisel. Ediciones MEDH Bs. As. 2006. Los datos de materias rendidas en la facultad pueden haber quedado desactualizados a partir de los secuestros y, en algunos casos, se contradicen con los testimonios de familiares. Sin embargo, aquí se reportan tal como figuran en sus legajos.

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